LAS AULAS ESPECIFICAS PARA EL ALUMNADO CON TEA

Si tuviéramos que elegir un rasgo definitorio en lo que implica el trastorno del espectro autista (TEA), es que implica una manera distinta de percibir. Estas personas ven, entienden e interactúan con el mundo de una manera distinta. Pero esta característica es también la que los diferencia, pues cada uno de ellos percibe de forma diferente respecto a otra persona con este trastorno.

Aun así, podemos hablar de unas características comunes: prefieren la información a través del canal visual, fijan su atención en detalles, es necesario anticipar los acontecimientos, presentan alteraciones sensoriales (hipo o hiper), suelen ser poco flexibles y al estar afectada la comunicación y en muchos casos el lenguaje necesitan apoyo en esta área del desarrollo, y la modalidad es, de nuevo, diversa: puede ser de manera oral, o escrita y/o a través de un sistema alternativo y/o aumentativo de comunicación. Ante estas peculiaridades, y de mano del movimiento inclusivo, surgió la necesidad de alejar a estos alumnos de los tradicionales Centros Específicos, y crear en los centros educativos ordinarios un espacio propio y adaptado para estos alumnos, que favorezca su aprendizaje, su desarrollo y su integración ajustándonos a su manera de relacionarse con el mundo.

El Modelo Denver presenta objetivos cronológicos basándose en un diagnóstico precoz y en una intervención temprana para conseguir mayores resultados gracias a la plasticidad del cerebro infantil (Martos y Llorente, 2013). El Modelo Denver va dirigido a dos grupos de poblaciones: niños/as de 2 a 5 años de edad y niños/as con 18 a 24 meses de edad (en este caso, el modelo se denomina Modelo Denver de Comienzo Temprano). Clicka en este enlace para saber más sobre el Método Denver en la Atención Temprana.

Frente a los centros específicos de educación especial, las aulas específicas para el alumnado con TEA se caracterizan por ser aulas abiertas y especializadas. Son abiertas, porque los niños están en su aula de referencia, con su curso, con sus compañeros y con sus profesores. Y son especializadas, porque se organizan de tal manera que favorece la autonomía de los alumnos; y se trabajan aquellos aspectos específicos y concretos adaptándonos a sus necesidades. Además, cuenta con profesionales especializados, y su ratio es de cuatro a seis alumnos en educación infantil y primaria, a fin de garantizar su atención individualizada.
El profesor-tutor es el encargado de coordinar el trabajo con los demás profesionales que intervienen con el alumno, de elaborar la adaptación curricular bajo supervisión del EOE, así como favorecer la integración y participación del alumno en el aula y en las distintas actividades que se organicen en el centro.

Además, existen otros profesionales que trabajan de forma conjunta para alcanzar el objetivo de promover el máximo desarrollo de estos alumnos. En primer lugar, el maestro de Pedagogía Terapéutica (PT) reforzará los aspectos descritos en la Adaptación Curricular de cada alumno, tanto en las áreas como otros aspectos propios del trastorno, con la premisa de perseguir ante todo aprendizajes funcionales, elaborando material y beneficiando la integración de los alumnos. Para ello, podrá lleva a cabo su intervención tanto dentro del aula de referencia como en el aula TEA.
Por otro lado, el maestro de Audición y Lenguaje (AL) se encarga principalmente de trabajar las frecuentes alteraciones en el habla, el lenguaje y la comunicación. El principio de funcionalidad de los aprendizajes sigue vigente, así uno de sus principales objetivos siempre será ampliar así la intención comunicativa y desarrollar su uso social, además de desarrollar rutinas y habilidades sociales.

Además, hay que resaltar el papel del auxiliar Técnico Educativo (PTIS) que favorecerá la adquisición de autonomía de los alumnos en momentos tales como el aseo, la alimentación, desplazamientos…
Entonces, ¿Cómo se trabaja en una de estas aulas? ¿Cuál es la metodología más adecuada? La principal premisa es evidente: debe ser una metodología que se ajuste a esa manera distinta de relacionarse y percibir, y respete asimismo las diferencias individuales. Pero lo cierto es que en la realidad el nivel de afectación del trastorno puede ser muy distinto, pues algunos alumnos presentan lenguaje oral y otros no; algunos cursan con discapacidad cognitiva y en otros no se ve alterada. Esta heterogeneidad tan amplia que les caracteriza hace que concretar un modo de trabajo generalizado resulte complicado.

Ahora bien, la estructuración ambiental se llevará a cabo mediante claves visuales, no solo en el aula específica, sino también en todo el centro escolar, pues es la manera en que dotamos de esa necesaria inclusión al aula y al centro. Suelen demarcarse claramente unos límites físicos y/o visuales, señalados a través de pictogramas que indiquen la actividad a realizar en cada zona, el momento apropiado… es decir, lo que se espera del alumno en cada momento. Este aspecto es crucial pues tener esta idea clara favorece la autonomía en el día a día y dota de seguridad emocional al alumno, proporcionando situaciones normalizadas dentro del entorno escolar.

Al igual que el contexto físico, es también necesario tener estructuradas las jornadas de trabajo, es decir, los tiempos, de tal manera que los alumnos puedan anticipar qué es lo que se van a hacer. Por ello se trabaja con agendas visuales que pueden ser grupales e individuales, verticales u horizontales, a través de pictogramas, fotografías y/o palabras escritas. Repasar la rutina diaria es en estas aulas algo diario, normalmente durante el momento de asamblea al iniciar la jornada, y durante el último momento del día, en la asamblea final, a modo de repaso.

 

Beneficios del Modelo Denver

Se necesita hacer mucho más énfasis en lo que el niño puede hacer, en lugar de en lo que no puede hacer
Temple Grandin

Se engloban bajo el término de Trastorno del Espectro Autista (TEA) aquellos trastornos del neurodesarrollo cuyos síntomas incluyen alteraciones en el desarrollo de la comunicación y de la interacción social, junto con la presencia de patrones de comportamiento, intereses y actividades restringidos, además de otras manifestaciones clínicas que pueden variar enormemente de un individuo a otro (Martos y Burgos, en Arnedo y colaboradores, 2015). Entre dichas manifestaciones, la discapacidad intelectual puede estar presente en una gran cantidad de personas con TEA (Baird, Simonoff y Pickles, 2006).

La Confederación de Autismo de España señala diversos estudios epidemiológicos que demuestran que se ha producido un incremento del reconocimiento y diagnóstico de las personas con TEA, afectando alrededor del 1% de la población, aunque todavía existe un infradiagnóstico en adultos. Este aumento ha promovido la aparición de numerosos enfoques explicativos, diagnósticos y de intervención novedosos.

En cualquier caso, es importante destacar que la investigación debe ser el motor principal de los cambios o innovaciones propuestas en las teorías explicativas o intervenciones planteadas. En esta línea, se están desarrollando diversas investigaciones que muestran respaldo para el Modelo Denver (Dawson, Rogers, Munson, Smith, Winter, Greenson, Donaldson, y Varley, 2010).

 

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El Modelo Denver presenta objetivos cronológicos basándose en un diagnóstico precoz y en una intervención temprana para conseguir mayores resultados gracias a la plasticidad del cerebro infantil (Martos y Llorente, 2013). El Modelo Denver va dirigido a dos grupos de poblaciones: niños/as de 2 a 5 años de edad y niños/as con 18 a 24 meses de edad (en este caso, el modelo se denomina Modelo Denver de Comienzo Temprano). Clicka en este enlace para saber más sobre el Método Denver en la Atención Temprana.

El Modelo Denver de Comienzo Temprano (ESDM por sus siglas en inglés: Early Start Denver Model) surgió ante la necesidad de intervenir antes de los 2 años, debido a la importancia que actualmente se está dando a la intervención temprana en autismo para obtener un mejor pronóstico. Así, el modelo original pasó a ser un modelo de intervención temprana, global e intensiva dirigida a niños muy pequeños. EL ESDM ha mostrado su eficacia a través de una intervención conductual de desarrollo integral para niños/as pequeños con TEA, mejorando el comportamiento cognitivo y adaptativo y reduciendo la gravedad del diagnóstico/pronóstico de TEA (Dawson y colaboradores, 2010).

EL ESDM se basa en el juego como premisa para el aprendizaje social, emocional, comunicativo y cognitivo en la infancia temprana. Los objetivos del ESDM son incrementar el nivel cognitivo, la comunicación y el desarrollo socio-emocional a través de la relación con adultos y compañeros. Uno de los puntos fuertes del modelo es que cuenta con un programa de entrenamiento para padres, de manera que puedan aprender a ejercitar las habilidades de sus hijos siguiendo las premisas del modelo. Del mismo modo, el ESDM enfatiza la coordinación y sincronización de las interacciones entre el niño/a y sus familiares, formando una forma emocional de relación y una forma especial de compartir, que sirve como precursor para la comprensión de las relaciones humanas. El ESDM se planifica de forma intensiva durante 2 años, 25 horas a la semana y 10 horas a la semana con la familia (Rogers y Dawson, 2010).

La Federación Autismo Andalucía establece las ventajas de este modelo (Guía “La intervención en Atención Temprana en Trastornos del Espectro Autista):

– El ESDM ha sistematizado modelos de intervención evolutivos y neuropsicológicos.

– El ESDM introduce elementos positivos de las intervenciones conductuales (ABA) tales como promover conductas a base de refuerzos positivos y extinguir las no deseadas eliminando las consecuencias positivas.

– Centra la intervención en áreas socio-comunicativas y habilidades pivotales.

– Establece un modelo comprensivo para la intervención temprana que implica a la familia, parte fundamental en todo el proceso de intervención.

– Establece una medición sistemática de objetivos en base a indicadores.

– Plantea árboles para la toma de decisiones en aspectos claves de la intervención.

A efectos prácticos, el programa de estimulación (ESDM) que se va a desarrollar con un niño en concreto debe partir del nivel de desarrollo del niño/a. En primer lugar, el niño/a será evaluado a partir de diferentes pruebas estandarizadas y baremadas, como las utilizadas por los propios autores del modelo (por ejemplo, el ADOS- Escala de Observación para el Diagnóstico del Autismo – 2) (Dawson y colaboradores, 2010). De esta forma, en segundo lugar, se pueden fijar los objetivos de intervención. Las sesiones de intervención están basadas en el juego con el niño, durante las cuales el terapeuta y los padres realizan conélactividades lúdicas durante sesiones de 1 hora de duración. Las actividades deben ser cortas (2-5 minutos cada una, con la práctica se puede llegar hasta 10 minutos) y diversas. Se debe mantener activa la atención del niño para favorecer así el proceso de aprendizaje (Rogers y Dawson, 2010).

En conclusión, el ESDM se utiliza en la actualidad como método de intervención con niños/as con TEA. Una de sus características es favorecer una enseñanza intensiva que consiga completar las carencias en el aprendizaje resultantes de la falta de acceso al mundo social que viven los niños con TEA. Para ello, la tríada padres-niños-terapeutas se involucran en el uso de diferentes estrategias y aprovechan el movimiento y el juego del niño para poder desarrollar diferentes aprendizajes en diferentes ámbitos tales como imitación, comunicación no verbal (incluye atención conjunta), comunicación verbal, desarrollo social y juego.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Baird, G., Simonoff, E., y Pickles, A. Prevalence of disorders of the autism spectrum in a population cohort of children in South Thames: the Special Needs and Autism Project (SNAP) (2006). Lancet, 368(9531):210–215.

Dawson, G., Rogers, S., Munson, J., Smith, M., Winter, J., Greenson, J., Donaldson, A., y Varley, J. (2010). Randomized, controlled trial of an intervention for toddlers with autism: the Early Start Denver Model. Pediatrics, 125(1).

Martos, J., y Burgos, M. (2015). Trastornos del espectro autista. Una visión actual. En Arnedo, M., Montes, A., Bembibre, J., y Triviño, M. (2015), Neuropsicología infantil. A través de casos clínicos. Madrid: Editorial Panamericana.

Martos, J., y Llorente-Comí, M (2013). Tratamiento de los trastornos del espectro autista: unión entre la comprensión y la práctica basada en la evidencia. Revista de Neurología, 57, 185-91.

Los trastornos del espectro autista y su tratamiento. Documento de Posición del Consejo de Colegios de Médicos de Cataluña. Enero de 2019 (www.confederacionautismoespaña.es)

Rogers, S. J., & Dawson, G. (2010). Early Start Denver Model for young children with autism: Promoting language, learning, and engagement. New York, NY, US: Guilford Press.

MI HIJO TIENE AUTISMO ¿QUÉ HAGO AHORA?

Uno de los momentos más plenos y felices que se pueden tener en la vida es sin lugar a duda el nacimiento de un hijo o de una hija. Es la manifestación plena del amor de la pareja. Los recién estrenados padres miran con orgullo y en detalle a su bebé, cuidándolo y prestando atención a cada uno de sus movimientos. Sin embargo, en torno al año o dos años, algunos padres comienzan a percatarse de que algo extraño ocurre con sus hijos, que no reaccionan como otros niños, no buscan el contacto con ellos, están inmersos en su propia rutina repetitiva, parece que hay cierto retraso en adquirir el lenguaje… hechos que alertan a los padres dando comienzo a su odisea particular para encontrar una respuesta a lo que está sucediendo.

Diagnosticar un trastorno del espectro autista es algo complejo ya que la sintomatología puede ser diversa en cuanto al grado de intensidad. Los distintos profesionales se basan normalmente en una interpretación de las conductas del niño y la valoración de éstas como ausente y/o retrasada lo que puede llevar a determinar que quizás puede que el pequeño padezca un trastorno del espectro autista. En las primeras etapas del desarrollo es difícil llegar a un dictamen claro de autismo, por lo que es necesario darle importancia a la sintomatología (con sus puntos fuertes y débiles) e intervenir cuanto antes sobre lo que vemos. Una detección precoz de los signos de alerta da comienzo a una intervención precoz, obteniendo mejores resultados cuanto antes se comience a aplicar. Es por ello que desde Tajibo hacemos hincapié en la necesidad de la detección temprana, en el uso de métodos de evaluación como el ADI-R y el ADOS-2 y en una formación específica de los profesionales en autismo.

¿Pero qué ocurre con los padres? Al saber la noticia en un primer momento sienten alivio por saber, qué le ocurre a su hijo, pero después llega un proceso emocional complejo en el que se mezcla toda una amalgama de sentimientos, algunos de los cuales asustan a la familia. Del grupo de trastornos del neurodesarrollo el autismo y el trastorno del desarrollo intelectual son los que menor grado de autonomía personal tienen por lo que durante toda su vida la familia tendrá que hacerse cargo de él con todo lo que implica. Cuando los padres son conscientes de esto comienza el proceso de duelo.

El duelo no solo se realiza cuando fallece un ser querido, también se realiza cuando perdemos una relación, un trabajo, un futuro… y estos padres realmente sienten que realmente han perdido algo, algo muy importante: su hijo, ver a su hijo desarrollarse de manera normal teniendo una vida independiente con sus estudios, trabajo, familia propia y, que, llegado el momento, él les cuidara a ellos en la tercera edad. Esto es algo muy difícil de expresar y que si se verbaliza es enseguida duramente culpabilizado y castigado. Pero la realidad es la que es y para poder dar a su hijo lo que necesitan ahora necesitan expresar, procesar y reconstruir todo de nuevo.
Elisabeth Kübler-Ross describió una serie de etapas por las que se atraviesan para elaborar el duelo de un ser querido. No todas las personas las recorren en orden y cada proceso es único, pero saber estas fases ayudan a entender mejor lo que se está viviendo. Se recomienda siempre que los padres acudan a un psicólogo o psicóloga para poder pasar y procesar con ayuda todo lo que le ocurre y tenga un ambiente “seguro” en el cuál expresar todo lo que siente.

1. Primer paso: Negación. “No es posible”, “esto no puede estar pasándome a mí”, “a mi hijo no”, “se ha equivocado el doctor”. Esta es la primera reacción, seguida de un dolor difícil de definir que paraliza y rompe el corazón. Este rechazo de la realidad es una forma que la mente tiene para amortiguar el impacto del diagnóstico, busca ganar un poco de tiempo para preparase para lo que viene. Aquí los padres buscan otras opiniones de distintos profesionales, creen que solo es un retraso del desarrollo que se terminará pasando con un poco de tiempo. Esta es la fase más peligrosa pues los padres pueden ser víctimas de estafadores que prometen curas milagrosas o creer a quién le dé más ilusiones, o diagnóstico más llevadero.

2. Segundo paso: Ira. “¡No es justo!” “¿Por qué yo?” Aquí surge el enfado hacia todo y todos incluido a veces hacia el propio hijo, si se tienen creencias espirituales se enfadarán también con “Dios” por permitir que ocurra esto. Se culpará al cónyuge y a sí mismo por lo que le ha ocurrido a su hijo. Hacen una revisión exhausta desde el embarazo hasta el presente para saber por qué su pequeño enfermó. Es necesario expresar la ira pues esta es en realidad la causa del dolor tan enorme que ha generado la noticia, y es fundamental para la aceptación final del diagnóstico.

3. Tercer paso: Negociación. Aquí se intenta hacer un trato con “Dios” o con un poder superior según sus creencias. Comienzan algunos rituales, reformas de vidas más saludable, puede que se entregue con energía y tesón a la terapia propuesta por los profesionales para su hijo con la esperanza de que si hacen todo bien el autismo desaparecerá y su hijo podrá llevar una vida normal.

4. Cuarto paso: Depresión. “No hay nada que pueda hacer”. Comprenden que lo que está padeciendo su hijo no tiene cura y que es para toda la vida, que no pueden hacer nada por solucionarlo. Se siente sobrecargados, cansados, incapaces de seguir, con una profunda desesperanza, que no tienen el control de nada.

5. Quinto paso: Aceptación. Se asume que la realidad no va a cambiar y que lo único que pueden hacer es brindarle a su hijo atención, cuidados, seguir las directrices de los profesionales para que esté lo mejor posible. Comienza a explorar y encontrar la mejor manera de convivir con lo que ocurre y a encontrar la fuerza necesaria para continuar por su hijo.
Las asociaciones de padres con hijos con trastornos del neurodesarrollo o del espectro autista son el mayor apoyo que puede tener la familia, ya que estarán rodeados de personas que comprenderán lo que están viviendo, les ayudará a luchar e incluso compartirán ocio juntos con sus hijos. Es imprescindible este apoyo social, ya que mitiga las frustraciones, ayuda a ver otras perspectivas y a encontrar nuevas formas de vivir.

Bibliografía utilizada:
1. Kübler-Ross, E. La muerte y los moribundos.
2. Ministerio de trabajo y asuntos sociales; universidad de Salamanca. Guía Básica para familias que han recibido un diagnóstico de autismo para su hijo o hija.
3. Martínez Martín, M. Ángeles; Bilbao León, M. Cruz. Acercamiento a la realidad de las familias de personas con autismo

Comunicación alternativa y aumentativa en la atención temprana del autismo

Comunicación alternativa y aumentativa en la atención temprana del autismo

La comunicación es una parte esencial del ser humano, ya que nos ayuda a formar parte de una comunidad, relacionarnos y expresar nuestros pensamientos y sentires. Las personas que padecen algún tipo de discapacidad, autismo, a menudo permanecen en silencio debido a que no poseen herramientas especiales para poder comunicarse y participar en el medio que las rodea.

El procedimiento de comunicación aumentativa y alternativa (CAA) es un sistema que busca aumentar y/o compensar las dificultades de comunicación y habla de los niños que tienen problemas para ello ya sea por autismo, alguna discapacidad o como consecuencia de algún trauma físico. Está formado por un conjunto de herramientas y estrategias enfocadas en aumentar de manera efectiva de comunicación cuando no puede realizarse de manera oral y sirve como apoyo complementario a otros programas que buscan aumentar el habla del niño y es excelente como herramienta complementaria con cualquier otra intervención que busque la mejora de la interacción social y el lenguaje.

Se basa en dos premisas:

  • La comunicación aumentativa. Principalmente añade o complementa el habla con algún elemento que ayude al otro a entender lo que se quiere trasmitir y le sea más sencillo comprenderlo.
  • La comunicación Alternativa. Cuando no se puede utilizar las palabras es necesario crea otro medio para expresarse ya sea a través de tarjetas, medios electrónicos, etc.

En nuestro día a día todos utilizamos sin darnos cuenta la comunicación aumentativa y alternativa, cada vez que realizamos un gesto para acompañar lo que decimos, las expresiones faciales, cuando dibujamos algo para explicar que estamos queriendo comunicar, por ejemplo. Sin embargo, cuando queremos implementar el sistema CAA en el autismo tenemos que tener en cuenta las diferencias especiales que presentan y las estrategias concretas para ellos.

¿Cómo podemos favorecer su correcto desarrollo desde casa?

En el autismo, el área más afectada del lenguaje es la relacionada con la comunicación pragmática y social, existen déficits en la reciprocidad, utilizan la comunicación no verbal como mirar fijamente lo que quieren, hacen gestos y tienen patrones de conductas repetitivos y restringidos que dificultan su adaptación al mundo. Normalmente buscamos implementar algún sistema de comunicación alternativo que nos permita relacionarnos con el niño autista y a la par que aumente el habla, tal como veíamos en el artículo anterior que conseguía el método Denver.

La intervención con la comunicación aumentativa y alternativa ha de ser siempre multimodal, es decir, hay que aprovechar la más mínima expresión del niño que utilice para manifestar algún deseo o sentir como puede ser la sonrisa, algún gesto propio, el llanto, alguna palabra suelta. El niño con autismo tiene que percibir qué los de su alrededor le entienden y refuerzan cada intento, sólo de esta manera conseguiremos en él la motivación suficiente para emplear producciones más complejas.

Además, tenemos que ver qué tipo de CAA utilizaremos:

  • CAA sin ayuda:No usaremos herramientas y nos basaremos en expresiones faciales, lenguaje corporal, lengua de signos o códigos gestuales.
  • CAA con ayuda:usaremos materiales como tableros de símbolos, tarjetas de elección múltiple, PECS (sistema de comunicación por imágenes) dispositivos digitales adaptados.

Una vez que sabemos si usaremos materiales o no, llega el momento de la intervención que supone aprovechar cualquier oportunidad para comunicarnos con el niño por corta que sea y de ser nosotros los que nos adaptemos al pequeño para ofrecerle una intervención personalizada y eficaz. Para ello podemos usar una de las estrategias más efectivas del CAA, el procedimiento de comunicación total de Shaeffer.

Consiste en utilizar a la vez dos códigos: el oral y el gestual o signo. El adulto va señalando las cosas o usando el sistema de signos elegido mientras se va nombrando. Lo más importante más que la comprensión, para Schaeffer son los aspectos expresivos. Su principal objetivo es fomentar que el niño autista realice producciones comunicativas (orales, gestuales o ambas) de manera espontánea, social y significativa por lo que tendrá más peso la imitación que haga el niño de lo que realiza el adulto y el modelado. Es precisamente esto lo que lo diferencia de otras estrategias que están más centradas en la comprensión.

El sistema de comunicación por imágenes (PECS) es otra estrategia del sistema de comunicación aumentativo y alternativo en la cual se aprende a intercambia tarjetas de imágenes por las cosas o actividades que aparecen retratadas en ellas. Del PECS hablaremos en próximos artículos ya que posee altos índices de eficacia.

Los principales beneficios de utilizar el sistema CAA es que reduce la frustración aumentando la motivación para comunicarse del autista, disminuye las dificultades del comportamiento, aumenta la interacción social al promover las relaciones interpersonales, mejorar las habilidades lingüísticas y producir un aumento de los intentos y producciones espontaneas de palabras. A nivel familiar, los padres podrán sentirse mejor al descubrir otras maneras de poder interactuar con sus hijos.

Me gustaría terminar con una cita de la Asociación Americana Del Habla, Lenguaje y Audición que resumen de una manera magistral que es lo que persigue en última instancia el sistema de comunicación aumentativa y alternativa: “todas las personas, independientemente del alcance o la gravedad de su discapacidad, tienen el derecho básico a incidir, a través de la comunicación, en las condiciones de su propia existencia.”

 

El método Denver, una intervención temprana para TEA

Es un hecho que la detección y una intervención temprana en los trastornos del espectro autista (TEA) facilita las posibilidades de una mejor adaptación del niño a la vida. Ello es debido a la plasticidad cerebral que es la capacidad del sistema nervioso para adaptarse a los cambios, creando nuevas conexiones neuronales o haciendo que otras partes del cerebro asuman funciones que en principio no son las suyas. Esto lo podemos observar en lesiones en las que, por ejemplo, se compromete la zona del habla situada en el hemisferio izquierdo, si esto ocurre cuando el niño es pequeño el hemisferio derecho puede asumir ese rol equilibrando así esta deficiencia. La mayor plasticidad cerebral se encuentra desde el nacimiento hasta los 6 años de edad. Esto no quiere decir que tras esa edad no exista, solo que costará un poco más conseguir los logros.
Es precisamente por esto que es tan necesaria y aconsejable una intervención temprana y en el área del autismo el método o modelo Denver es quién mejor aprovecha la plasticidad cerebral.

El Modelo Denver de Intervención Temprana fue desarrollado por Sally Rogers y Géraldine Dawson en Estados unidos en los años 80. Se basa en el Análisis Conductual Aplicado (ABA), en el entrenamiento en Respuestas Centrales (PRT) y en los descubrimientos empíricos de investigaciones realizadas en el campo del desarrollo infantil y la intervención temprana en niños con discapacidades y problemas del neurodesarrollo. Clicka en este enlace para ver los beneficios del Método Denver.

El resultado de esto ha sido la creación de un método único para atender a niños desde 1 año hasta los 5 años de edad, con una intervención intensiva de 20 horas semanales con sesiones individuales de trabajo de dos horas, dos veces al día, cinco días a la semana que se realiza tanto en el hogar, como en la escuela o el centro de atención específica al que acuda el menor con el objetivo de generalizar a distintos ámbitos y contextos lo aprendido. Para la aplicación del modelo Denver es imprescindible el trabajo multidisplinar entre los padres y los profesionales, siendo de vital importancia que tanto el padre como la madre se involucren activamente en esto.

 

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Para el modelo Denver uno de los principales déficits que presenta el niño con autismo es el relacionado con el aprendizaje social y la comunicación. Por lo que el foco de atención de la intervención se basada en la interacción y las relaciones. A través del juego, de los intereses que vaya mostrando el pequeño se van fomentando las relaciones sociales, el lenguaje y la imitación para aprender nuevos comportamientos. Rogers y Dawson, tienen en cuenta que quienes padecen un trastorno del espectro autistas no se benefician del aprendizaje por ensayo y error por lo que es necesario utilizar otros métodos como el modelado, la imitación y el refuerzo positivo.

El programa se basa en un estudio pormenorizado del niño con TEA para realizar una intervención personalizada, adaptada a sus necesidades. Esta evaluación no solo es inicial, se realiza de forma diaria y cada doce semanas de esta manera se hace un seguimiento del progreso del niño en el que podremos detectar cada posible problema y avance para mejorar la intervención.

Tras esto se asigna a uno de los siguen niveles de intervención:
• Nivel 1: de los 12 hasta los 18 meses de edad.
• Nivel 2: desde los 18 hasta los 24 meses de edad.
• Nivel 3: desde los 24 hasta los 36 meses de edad.
• Nivel 4: desde los 36 hasta los 48 meses de edad.

Los pequeños son valorados utilizando la lista de verificación del método Denver y según el nivel de intervención al que se le asigna, a la información obtenida y las metas que los padres valoran más importante se redactan entre 15-25 objetivos que determinarán las habilidades que se trabajarán durante las próximas 12 semanas de manera intensiva.

Cada objetivo, a su vez, se divide en 6 pasos para conseguirlos y son estos los que guiaran las actividades que se realizaran en las sesiones y con los que se rellanada una hoja de progreso por sesión que hay que señalar cada 15 minutos. De esta manera podremos ir optimizando la sesión de intervención para que sea cada vez más efectiva.

Toda esta información es analizada todas las semanas y son la base a través de la cual se irán actualizando y reformulando la intervención.
¿Cómo se aplica entonces el método Denver? Muy simple, jugando. Los profesionales y/o los padres juegan y se relacionan con el niño a partir del interés que muestre éste por algún juguete, juego, aluna actividad como puede ser dibujar, etc. Una vez que se selecciona un interés el adulto tiene que realizar constantemente un modelado siguiendo los pasos de antecedente-conducta-consecuencia.

Por ejemplo, el niño señala un libro para colorear, el adulto toma el libro y los colores se lo enseña y dice dibujar, el niño vuelve a señalar y el adulto de nuevo dice “dibujar”, hasta que el niño repite la palabra entonces se le facilita los útiles, cuando el niño abre los colores o el libro, se dice abrir y se repite el gesto hasta que él lo dice, después a través de turnos se va interactuando con el niño diciendo el adulto siempre lo que está haciendo y terminando con “te toca a ti”.

De esta manera ambos se relacionan entre sí, comunicándose por turnos de manera que van intercambiando roles, haciendo algo divertido juntos que fortalecerá la relación de manera que a través de esto se vayan consiguiendo los objetivos propuestos.
El principal objetivo del método Denver es conseguir en el niño un lenguaje espontaneo y para lograrlo comienza con desde lo más sencillo acompañado con gestos no verbales hasta que desarrollan ellos un uso cada vez mayor del habla para comunicarse.
Así lo avalan los últimos estudios del método en que se encontró que el 90% de los niños que siguieron el programa desarrollan un lenguaje comunicativo en los dos primeros años tras comenzar con el estudio. También se ha demostrado su eficacia por el estudio de Dawson y cols, en 2010 y que fue financiado por National Institute of Health.

LA ATENCION CONJUNTA COMO HABILIDAD PIVOTAL

Todos sabemos que la interacción es el mecanismo básico del desarrollo humano. A su vez, la comunicación es la base de toda interacción social. Una secuencia de interacción social se caracteriza por una sucesión de acciones y reacciones de cada uno interlocutor, los cuales requieren una coordinación para adaptar su conducta a la respuesta del otro. Pero cuando la interacción tiene lugar con un niño pequeño, es el adulto el que inicialmente asume la mayor parte de responsabilidad en el mantenimiento de dicha coordinación (Sun y Rao, 2012).
El niño, desde que nace, dispone de un bagaje de capacidades perceptivo-motoras y afectivo-emocionales que le permitirán establecer y mantener esos intercambios sociales. Se trata de lo que Trevarthen (1990) denominó intersubjetividad primaria, que tiene lugar entre los dos y los cuatro meses.
Clark (2009) ha señalado que los participantes en una conversación necesitan observar cierto número de condiciones para que la comunicación sea eficaz, lo que implica que deben:
• compartir un centro de atención
• tener en cuenta el conocimiento de su interlocutor y adaptar su lenguaje a ese conocimiento
• elegir actos de habla apropiados para los significados que intentan transmitir
• escuchar lo que dicen los otros para poder hacer contribuciones apropiadas cuando les llegue el turno.
Así pues, la atención conjunta constituye la primera condición sobre la que se construye la comunicación. Pero, ¿qué es o cómo se define la atención conjunta? Utterworth (1991) la define como la capacidad de seguir la dirección de la mirada del otro, o «mirar donde alguien más está mirando». Sin embargo, Tomasello, (1995) nos advierte:
“La atención conjunta no es simplemente que dos personas estén mirando el mismo objeto a la vez. Tampoco es que una persona esté observando a otra mientras ésta explora un objeto, ni tampoco es cuando el niño alterna su atención entre dos fenómenos (una persona y un objeto) con igual interés”.
¿Por qué es tan importante esta habilidad para el desarrollo de la comunicación? M. Amparo Parreño, logopeda en Red Cenit en Valencia nos lo explica así: “La ATENCIÓN conduce a la ESCUCHA… la ESCUCHA frecuente conduce a la COMPRENSIÓN del LENGUAJE… y comprendiendo el LENGUAJE nos lleva a la COMUNICACIÓN… de manera que tras la COMUNICACIÓN (mirada, gestos, expresiones faciales) viene el HABLA”.

En los niños con TEA la atención conjunta y la imitación, se han evidenciado como habilidades esenciales para empezar a establecer intercambios sociales y comunicativos en los que el lenguaje pueda desarrollarse (Carpenter, Nagell yTomasello, 1998).
Los niños con TEA manifiestan alteraciones en el desarrollo de esta capacidad, especialmente la de carácter declarativo. De hecho, estos déficits constituyen uno de sus indicadores precoces más potentes.
Desde estas consideraciones, es evidente la necesidad de intervención temprana en habilidades de esta naturaleza. Aunque todavía escasos, existen ya distintos trabajos que demuestran la eficacia del abordaje precoz de esta capacidad. La atención conjunta puede constituirse así en una habilidad pivotal, que implica cambios positivos en otras áreas no afrontadas directamente.
Entonces, ¿cómo podemos trabajar esta habilidad? A través de actividades dirigidas a incitar situaciones de atención compartida:
1. Señalar:
– toca el objeto que estés señalando en lugar de señalarlo desde lejos.
– crea situaciones en las cuales sea probable que ésta ocurra. Por ejemplo, ver libros de dibujos: a la vez que veis el libro, señala la imagen y nómbrala. Esto demostrará al niño una forma de atención conjunta que puede copiar.
2. El cesto de los tesoros: pon distintos juguetes u objetos de interés para el niño en una bolsa y por turnos id sacándolos.
3. Esconder juguetes. Cuando lo encuentre exagera tu reacción, señalando el objeto y diciendo su nombre.
4. Crear situaciones en las que suceda algo inesperado. Por ejemplo, antes de comenzar una nueva unidad didáctica, o trabajar un aspecto concreto parte de un elemento sorpresivo para generar interés.
Desde el blog El Sonido de la Hierba al Crecer nos describen esta forma de trabajo de excelente manera a través de un ejemplo:
“Después de haber realizado una actividad en mesa con el niño, te levantas sin decir nada, sacas un cordel de uno de tus bolsillos, lo examinas con gran interés, tomas una hoja de papel, un lapicero, algo que te sirva de apoyo (una carpeta, por ejemplo) y te sientas en el suelo. Durante este proceso, harás cada paso muy despacio, observando si el niño mira qué estás haciendo. En el caso de que el niño no mire, dices verbalmente lo que estás haciendo: “Oh, me caso un cordel del bolsillo del pantalón”, etc.

Una vez sentada en el suelo, miras el cordel, lo tocas, haces un lazo, sueltas el lazo… y otras figuras. Al final, dibujas una de las formas del cordel en la hoja de papel.

El objetivo es que el niño muestre interés por lo que estás haciendo y manifieste también sus ganas por hacer lo mismo:
– el niño pide un cordel para él (tendrás otro preparado en el bolsillo)
– el niño te pide tu cordel
– el niño pregunta ¿qué haces?
– el niño te pide que hagas otras figuras con el cordel

Para saber mas:
Connie Kasari, Stephanny Freeman, and Tanya Paparella (2006). Joint attention and symbolic play in youngchildren with autism: a randomized controlledintervention study
https://elsonidodelahierbaelcrecer.blogspot.com/2010/05/la-atencion-compartida-paso-paso.html#ixzz5niar2Zg4

CREANDO UN TERMÓMETRO EMOCIONAL

CREANDO UN TERMÓMETRO EMOCIONAL

Hoy os traemos una entrada eminentemente práctica centrada en la educación emocional de los niños con TEA u otros trastornos del desarrollo.

Es evidente que para los niños e incluso adultos, saber reconocer una emoción y ponerle nombre, no es tarea fácil, y si además, debemos controlar y gestionar esa emoción, implica aún mayor dificultad.

Sin embargo, ponerle nombre a las emociones nos permite poder hablar de lo que ocurre en nuestro interior, y cuales son los signos que rodean a esa emoción.

En las personas con TEA, existe un trastorno en las funciones ejecutivas que dificulta la comprensión emocional, necesitando entrenamiento explicito. Como sabemos, son frecuentes las dificultades a la hora de iniciar o responder a situaciones sociales, mantener conversaciones o compartir intereses, emociones y afecto.

El termómetro emocional es una excelente herramienta para facilitar la comunicación por medio de pictogramas, y por medio de él, nuestros alumnos comprenden que los estados de ánimo son sensaciones pasajeras, que varían a lo largo del día. Cuando los alumnos aprenden su funcionamiento, indican con facilidad cómo se encuentran incluso si no tienen lenguaje. A partir de ahí, la profesora, maestra, padre/madre o cuidador puede iniciar una conversación para saber por qué se encuentra así y crear estrategias de mejora.

Esta herramienta, de sencilla elaboración y manejo, facilita el desarrollo de las siguientes capacidades:

1.Identificación de expresiones faciales

2.Comprensión de la relación entre situación y emoción

3.Comprensión de la relación entre deseo y emoción

4.Comprensión de la relación entre emoción y pensamiento

5.Una situación y diferentes emociones

6.Identificación, la comunicación, la construcción de frases, la narración, conversación, etc.

Podemos representar desde estados de ánimo básicos como alegría-tristeza, pasando por emociones más complejas como aburrimiento o decepción, hasta estados de salud, como fiebre, dolor de cabeza, y un largo etcétera.

Esta flexibilidad es lo que hace tan eficaz a esta herramienta, tanto en funciones como en niveles de complejidad.

También en alumnos algo más mayores o con mayor capacidad de asociación, podemos combinar dos o mas termómetros. Por ejemplo, uno para el estado de animo y otro para el síntoma físico asociado, de modo que fomentemos la asociación de ambas sensaciones.

Para ello, la primera pregunta que nuestro alumno debe aprender a responder es “qué sientes” señalando en el termómetro la cara que más sea ajuste a su estado de ánimo en este momento. Para ello, Autismo Navarra nos propone presentar el material de trabajo y comentarlo así:

“Mira, (nombre del niño), la niña está contenta” y reforzábamos la afirmación con mímica de estar contento. Colocábamos la imagen encima de la mesa. A continuación presentábamos el dibujo del smily contento. “Mira, es un Don Contento”, y lo colocábamos encima del dibujo grande con la niña contenta”. Se procede igual para el resto de las emociones.

Una vez el alumno haya aprendido este primer paso, podemos pasar a la siguiente pregunta “¿Dónde lo sientes?” Por ejemplo, es probable que si me encuentro furiosa tenga dolor de cabeza, no exista la sonrisa y mi cuerpo esté tenso.

La última y tercera pregunta, que debemos comenzar a trabajar una vez se dominen las dos anteriores, está dirigida a identificar qué es aquello que nos ha producido esa emoción: “¿Por qué te sientes así?” pretendemos que el niño sea capaz de identificar qué estados emocionales se producen en diversas situaciones (anticipar la emoción que se producirá), así como ser capaz de explicar la relación causal entre situación y emoción

Un paso posterior sería asociar la emoción al estado mental de otra persona. Éste es el paso de mayor complejidad en el trabajo de las habilidades socio-emocionales ya que implica resolver y analizar situaciones basadas en los estados mentales de otras personas, con las consiguientes dificultades que esta cuestión genera a estos alumnos.

Para poder abordarlas, es   necesario   que sean capaces de reconocer y de asociar causa/consecuencia/emoción en diferentes contextos, solo entonces podremos iniciar el aprendizaje de atribuir pensamientos/estados de ánimo a otras personas. También es necesario que los niños conozcan términos mentales (pensar, creer, imaginar…), ser capaces de emplear bocadillos y nubes de pensamientos y tener ciertas habilidades de Teoría de la Mente que les permita diferenciar las creencias de otros de las propias.

Si os parece interesante, podéis personalizar vuestro propio termómetro emocional a partir del grado de desarrollo a través de los enlaces que os facilitamos:

En la web de ARASAAC disponemos del material necesario para construir nuestro propio termómetro de emociones:

http://arasaac.org/materiales.php?id_material=1269

Y en este enlace de Autismo Navarra disponemos de valiosísimo material: http://www.autismonavarra.com/wp-content/uploads/2015/09/Aprendiendo_a_conocer_emociones_y_sentimientos_ARASAAC_Soyvisual.pdf

Complementariamente, y también desde Autismo Navarra, disponemos del Imaginario de los Sentimientos de Félix:

http://www.autismonavarra.com/wp-content/uploads/2012/03/El-Imaginario-De-Los-Sentimientos-De-Felix.pdf

Esperamos que os sea útil.

Para saber más:

https://elplanetariodeladiversidad.wordpress.com/2016/03/08/el-termometro-de-las-emociones/

https://www.redcenit.com/desarrollar-la-conciencia-emocional-con-el-termometro-de-las-emociones/

www.aprendicesvisuales.com.

Maseda, M (2013). El autismo y las emociones. La Teoría de la Mente en los niños/as autistas. Su afectación dentro del ámbito emocional. Barcelona. Dipòsit Digital:(http://hdl.handle.net/2445/48217)

¿Por qué aparece la dislexia evolutiva?

La dislexia es la dificultad para leer, reconocer, comprender y deletrear palabras, pudiendo estar afectada la ortografía a la hora de escribir. Esto es debido a una alteración del neurodesarrollo que les dificultad el aprendizaje lecto-escritor. El niño disléxico posee una inteligencia normal y no presenta ninguna discapacidad sensorial ni psíquica, es un niño más bien tímido que suele cansarse mentalmente rápido y le cuesta concretarse cuando tiene que resolver tareas relacionadas con el lenguaje debido a la dificultad que tienen para realizarlas. Todo esto causa problemas de aprendizaje y generan sentimientos de malestar en el niño. Actualmente, no se sabe con certeza cuál es el origen de la dislexia evolutiva que es la que suele estar presente desde el principio en el niño y no es causada por ningún traumatismo. Los últimos estudios reflejan que es debida a múltiples causas genéticas, neurobiológicas y cognitivas, que combinadas, generan el trastorno.

A nivel neurobiológico encontramos que en las primeras etapas del neurodesarrollo embrionario se da una alteración en las migraciones neuronales que no se realizan como deberían y generan ectopias, es decir, las neuronas van a situarse en lugares que no deberían de estar provocando que se acumulen en distintas áreas cerebrales. Según donde se acumule la dislexia presentará unas características distintivas generándose los distintos tipos.

Las consecuencias que causan estas migraciones irregulares las observamos con las técnicas de neuroimagen. Eraldo Paulesu junto con su equipo estudiaron, en la Universidad de Milán, la actividad cerebral del cerebro disléxico a partir de los cambios del flujo sanguíneo encontrando que en estas personas se da una reducción de la actividad del hemisferio izquierdo que es quién se encarga de todo lo relacionado con el lenguaje escrito y hablado, las habilidades matemáticas entre otros procesos. Concretamente se ven comprometidos:

• El lóbulo occipital, que contiene áreas específicas centradas en la recepción e interpretación de las imágenes visuales del lenguaje. Es de vital importancia pues para la lectura y su comprensión.
• La circunvolución frontal inferior, participa en la lectura ya que reconoce visualmente las letras y las representaciones gráficas.
• El área parieto-temporal. Es una de las principales áreas de asociación cerebral ya que se encarga de integrar la información que le llega desde los sentidos, analizándola y dándole un significado en conjunto. Es por ello que tiene un papel especialmente relevante en el lenguaje tanto hablado como escrito. Cuenta con distintas estructuras especializadas para este fin: la circunvolución angular encargada del procesamiento visual del lenguaje, el área de Wernicke que se encarga de la compresión del lenguaje, el área de Brocca que se encarga de la representación y producción fonológica, es decir del habla en sí.

La disminución de actividad en estas estructuras del hemisferio izquierdo estaría provocada por un desarrollo anómalo y una densidad inferior de la sustancia gris que reduciría la conexión con la sustancia blanca todo ello debido a las alteraciones en la migración neuronal. Pero ¿que provocaría estas alteraciones?
La repuesta podría estar codificada en nuestros cromosomas. Se cree que el 60% de la dislexia evolutiva podría tener un origen genético.
Los estudios de Kang y Drayna (2011) sobre ligamiento y asociación indican que los cromosomas 3, 6 y 15 podrían poseer los genes responsables de la manifestación de este trastorno.

Desde la perspectiva cognitiva también se han presentado distintas hipótesis para explicar el origen de la dislexia evolutiva. La que parece tener más apoyos es la teoría del déficit fonológica de Rasmus. Desde esta visión se parte de la idea de que los disléxicos poseen alteraciones en la representación, procesamiento y manipulación de los sonidos del habla. Esto provocaría que el niño tenga problemas con:
– La conciencia fonológica. Que consiste en el manejo, análisis e integración de los sonidos de las palabras.
– Recordar serie de palabras o números y dificultades para repetir pseudopalabras.
– Un menor vocabulario y velocidad a la hora de nombrar objetos, rimar, encontrar sinónimos, etc.
– Dificultades en el deletreo y la lectura.
– Para aprender a leer, escribir, hablar es indispensable que el niño sea capaz de percibir adecuadamente y procesar correctamente los fonemas y la representación gráfica de estos que son las letras. E integrar así mismo en su mente la palabra escrita con sus sonidos correspondientes y su significado para de esta manera leer de manera comprensiva y correcta.

Para Rasmus, al haber una alteración de este sistema será complicado para el niño disléxico desenvolverse en estas tareas.
A la vista de estas teorías parecería imposible una intervención o tratamiento que ayude al niño disléxico a manejarse por el complejo mundo de la palabra. Sin embargo, las hay y es muy necesario que los profesionales infato-juveniles, educadores, psicopedagogos, psicólogos, logopedas conozcan estas intervenciones tan necesarias para que el niño pueda desenvolverse mejor no solo en el colegio, sino también en su vida futura.

El 1 de Junio, en Sevilla, la asociación Tajibo realizará el curso “intervención en dislexia “donde conocerás de mano de Juan Cruz Ripoll, doctor en Educación, psicopedagogo, maestro y orientador en el Colegio Santa María la Real de Sarriguren (Navarra), y profesor asociado en la Universidad de Navarra, todo lo relacionado con la dislexia y su tratamiento.

Aprovecha esta oportunidad y mejora tu perfil profesional.

Dislexia, un problema para el aprendizaje del niño

Decir o escribir elepate en lugar de elefante, confundir letras o sonidos parecidos como puede ser m y n, b y d, añadir palabras a mitad de frase o incluso tener dificultad para seguir instrucciones o nombrar objetos… estos son solo algunos ejemplos de que el niño puede padecer dislexia.
La dislexia hace referencia a la dificultad para comprender y leer escritos, problemas con el reconocimiento de palabras, mal deletreo y dificultades ortográficas. Puede aparecer también problemas para el razonamiento matemático. Todo esto hace que el niño se encuentre ante un gran hándicap en el ámbito escolar tanto en la materia curricular, como emocional afectando a su autoestima como en las posibles burlas de los compañeros por su “peculiar” manera de hablar. Lo que puede derivar en que el pequeño no quiera asistir al colegio para evitar toda la ansiedad y los sentimientos de inadecuación que siente allí.

Precisamente porque las dificultades en el ámbito escolar son la consecuencia más importante y relevante, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-5 ha decidido englobar tanto la dislexia como la discalculia (dificultades en el razonamiento matemático) en el trastorno específico del aprendizaje. Este trastorno se diagnóstica cuando hay una pérdida específica para percibir o procesar la información de manera clara y precisa.

A continuación, se facilitan los criterios diagnósticos para que podamos comprender en su totalidad toda la complejidad que supone la dislexia:

A. Dificultad en el aprendizaje y en la utilización de las aptitudes académicas, evidenciado por la presencia de al menos uno de los siguientes síntomas que han persistido por lo menos durante 6 meses, a pesar de intervenciones dirigidas a estas dificultades:

1. Lectura de palabras imprecisa o lenta y con esfuerzo (p. ej., lee palabras sueltas en voz alta incorrectamente o con lentitud y vacilación, con frecuencia adivina palabras, dificultad para expresar bien las palabras).
2. Dificultad para comprender el significado de lo que lee (p. ej., puede leer un texto con precisión, pero no comprende la oración, las relaciones, las inferencias o el sentido profundo de lo que lee).
3. Dificultades ortográficas (p. ej., puede añadir, omitir o sustituir vocales o consonantes).
4. Dificultades con la expresión escrita (p. ej., hace múltiples errores gramaticales o de puntuación en una oración, organiza mal el párrafo, la expresión escrita de ideas no es clara).
5. Dificultades para dominar el sentido numérico, los datos numéricos o el cálculo (p. ej., comprende mal los números, su magnitud y sus relaciones, cuenta con los dedos para sumar números de un solo dígito en lugar de recordar la operación matemática como hacen sus iguales, se pierde en el cálculo aritmético y puede intercambiar los procedimientos).
6. Dificultades con el razonamiento matemático (p. ej., tiene gran dificultad para aplicar los conceptos, hechos u operaciones matemáticas para resolver problemas cuantitativos).

B. Las aptitudes académicas afectadas están sustancialmente y en grado cuantificable por debajo de lo esperado para la edad cronológica del individuo e interfieren significativamente con el rendimiento académico o laboral, o con actividades de la vida cotidiana, que se confirman con medidas (pruebas) estandarizadas administradas individualmente y una evaluación clínica integral. En individuos de 17 y más años, la historia documentada de las dificultades del aprendizaje se puede sustituir por la evaluación estandarizada.

C. Las dificultades de aprendizaje comienzan en la edad escolar, pero pueden no manifestarse totalmente hasta que las demandas de las aptitudes académicas afectadas superan las capacidades limitadas del individuo (p. ej., en exámenes cronometrados, la lectura o escritura de informes complejos y largos para una fecha límite inaplazable, tareas académicas excesivamente pesadas).

D. Las dificultades de aprendizaje no se explican mejor por discapacidades intelectuales, trastornos visuales o auditivos no corregidos, otros trastornos mentales o neurológicos, adversidad psicosocial, falta de dominio en el lenguaje de instrucción académica o directrices educativas inadecuadas.

Y añade como especificadores: dificultades en la lectura (dislexia), dificultad en la expresión escrita y con dificultad matemática (discalculia).
La dislexia es muy amplia y se divide en distintos tipos que es necesario que el educador y el profesional conozca para poder adaptarse al nivel del niño. Según el comienzo del problema tenemos dislexia evolutiva, ha estado presente desde el principio y no hay una causa identificada que la haya producido, y dislexia adquirida, que surge a raíz de una lesión cerebral en el área encargada del procesamiento lector-escritor.

Atendiendo al tipo de error que se produzca en la lectura encontramos 3 tipos más:

• Dislexia fonológica: leen de manera visual, es decir, echando un vistazo buscando palabras familiares ya conocidas por el niño de manera visual que son las que pueden leer correctamente. Tendrá problemas o no podrán leer palabras desconocidas o inventadas (pesudopalabras), comenterán fallos de lexicación en vez de leer “toro” leen “topo”, morfológicos y derivativos.

• Dislexia superficial. La más habitual en la infancia. No leen la palabra completa, solo el comienzo y a partir de ahí deducen el resto de la misma o se basan en las imágenes de alrededor para encontrarle un sentido a lo que leen. Encuentran problemas para leer palabras cuya escritura y pronunciación no se corresponde como ocurre en la lengua inglesa.

• Dislexia profunda o mixta. Es el tipo más grave ya que se dan los dos tipos anteriores haciendo que haya una dificultad muy grave para leer todo tipo de palabras y comprender lo que lee.

Como observamos, aunque hace su aparición en etapas temprana del desarrollo, la dislexia comienza en una etapa temprana en el desarrollo y si no lo tratamos de manera precoz puede generar dificultades durante toda la vida de la persona especialmente en el ámbito laboral cuando se tienen que hacer frente a multitud de retos y es necesario comprender la información que nos solicitan.

Por esto mismo Tajibo realiza el 1 de junio un curso sobre intervención en dislexia en el que aprenderás de manera y profunda todo lo referente a dislexia y que herramientas utilizar para poder ayudar a estos niños a comprender lo que estudien. Todo ello de la mano del doctor en Educación, psicopedagogo, maestro y orientador en el Colegio Santa María la Real de Sarriguren (Navarra), y profesor asociado en la Universidad de Navarra, Juan Cruz Ripoll.

EL PROGRAMA DE COMUNICACIÓN TOTAL DE BENSON SCHAEFFER (II)

En el anterior artículo (link) comenzamos a tratar sobre los sistemas aumentativos y alternativos de comunicación (SAAC) en el TEA. Vimos que uno de los principales métodos es el llamado Comunicación Total De Benson Schaeffer, y analizamos sus principales características. En el presente articulo pretendemos continuar profundizando en el citado método, y conocer cual es su procedimiento según el propio autor.

Schaeffer plantea la hipótesis de que: “En los niños no verbales el uso espontáneo de las funciones lingüísticas enseña a ejercitar el desarrollo cognitivo y evidentemente el desarrollo social” (1982b, p.410); por eso, el único requisito que deben cumplir los alumnos en los que se pretenda implementar, es la intención de acción de un acto-conducta con la finalidad del logro de un deseo. Aprovechando esta intención de acción se puede lograr que aparezca la intención comunicativa que hasta entonces el alumno no tenía.
Schaeffer y sus colaboradores aconsejan seguir las ocho directrices:

1. Expresar un deseo.
El punto de partida es detectar algún elemento (objeto, alimento, actividad…) que llame la atención del niño. Una vez detectado, evitamos el acceso directo a ese elemento, para propiciar la realización del signo correspondiente a su acceso.
Por esto, decimos que se apoya en una función básica como es la demanda. Podemos decir que esta elección es acertada por unas razones:
– Es una de las primeras funciones del desarrollo pragmático
– Las consecuencias de la demanda son muy dependientes del medio, y por tanto, fácilmente manipulable.
– Se trata de un programa de aprendizaje sin error, el entrenamiento siempre va seguido de éxito, es decir, recibe siempre un efecto, reforzando así el acto comunicativo.

2. Dar menos énfasis a la imitación.
Un exceso de énfasis en la imitación puede enseñar al niño a imitar, más que a intentar entender y usar el lenguaje. Esto inhibiría la espontaneidad en el lenguaje. A través de moldeamiento enseñamos los signos básicos.

3. Uso de la espera estructurada.
Poco a poco iremos desvaneciendo las ayudas, para que el alumno produzca un signo mas completo por si solo. Usamos espera estructurada para que produzca el signo completo por sí mismo.

4. Fomentar la autocorrección.
Ante un error de producción, no corregir inmediatamente sino dejar que el alumno intente cambiar la expresión. De esta manera alentamos la espontaneidad.

5. Nunca castigar.
El castigo por errores de comunicación condiciona miedo hacia el lenguaje, desorganiza el proceso de los conceptos y de las construcciones lingüísticas complejas y frena el potencial del lenguaje de la persona.

6. Proporcionar información indirecta
De forma que guie la conversación. Por ejemplo, en lugar de preguntar “¿Qué quieres?”, se le puede dar una información indirecta a través de la pregunta: “¿quieres el lápiz?”.

7. Premiar la espontaneidad.

El objetivo principal es la comunicación espontanea, por lo que reforzaremos cada intento de comunicación

8. Enseñar el español signado.

Aunque el programa original se centra en la lengua de signos inglesa, es posible adaptarla fácilmente al castellano.

Como vemos, todas las directrices persiguen alcanzar la espontaneidad en la comunicación. Sus metas son:
– El lenguaje oral espontaneo
– El habla signada espontánea
– El lenguaje de signos espontaneo.

Estas metas son trabajadas a través de unas fases (extraído de https://hablasignada.divertic.org ):

1. La expresión de los deseos (función instrumental y regulatoria):
Empezar con expresiones signadas de un solo signo para pedir objetos, alimentos o actividades deseadas; incluir entrenamiento en la discriminación de los signos; luego ampliar la petición de signo único a formas de peticiones con varios signos (el multisigno) y enseñar los signos de petición general “no”, “ayúdame” y “aseo”

2. Referencia: Enseñar primero descripciones de un solo signo, después descripciones de varios signos, luego la discriminación entre descripciones de referencia y expresión de los deseos y, finalmente, la descripción auto-iniciada. Para reforzar la motivación a utilizar el lenguaje como referencia, o sea para describir en vez de pedir, realizar actividades de juego.

3. Conceptos de personas (funciones interaccional y personal): Enseñar al niño a utilizar su nombre y el de los demás, y etiquetas para acciones y emociones. Desarrollar actividades que susciten temas sociales.

4. Búsqueda de información (función heurística ): Enseñar al alumno a empezar la búsqueda dirigida por el lenguaje del otro, a describir la colocación de objetos que se le pide, a hacer preguntas acerca de la situación de los objetos y a preguntar por el nombre de objetos desconocidos.

5. Abstracción, juego simbólico y conversación:
La gran variedad y complejidad del resto del desarrollo de las funciones lingüísticas hacen imposible su enseñanza directa.

Para saber más:
SCHAEFFER, B.; MUSIL, A. y KOLLINZAS, G. (1980). “Total Communication: A signed speech program for non-verbal children”. Champaing, Illinois: Research Press.
Torres, S. (2001). Sistemas alternativos de comunicación. Manual de comunicación aumentativa y alternativa: sistemas y estrategias. Málaga: Aljibe
P. y Tamarit, J. (1989). Lenguaje y Comunicación. En VV.AA, Intervención educativa en autismo infantil. Madrid: Centro Nacional de Recursos para la Educación Especial. CNSEFundación ONCE.
DICCIONARIO DE SIGNOS PARA ALUMNOS CON NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES EN EL ÁREA DE COMUNICACIÓN / LENGUAJE”. Consejería de Educación y Cultura de la Región de Murcia. Murcia 2001

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