A veces escuchamos que la dislexia es un problema especifico del aprendizaje de la lectura. Esta afirmación es simplista, reduce la dislexia a un mero problema con las letras, y dista muchísimo de la realidad. Frecuentemente las personas con este trastorno también encuentran dificultades en la percepción visual o auditiva, la velocidad de procesamiento, la motricidad, la memoria a corto plazo, y por último, en la organización y la secuenciación del lenguaje.
Todo ello se traduce en una serie de signos a los que debemos estar atentos, ya sea desde el ámbito escolar, profesional o familiar, si sospechamos que pudiera estar apareciendo este trastorno:
• Lateralidad poco definida.
• Desorientación espacio-temporal.
• Dificultad de articulación o pronunciación en el lenguaje hablado.
• Trasponer las letras, invertir números.
• Lectura laboriosa, con errores.
• Problemas de concentración y para mantener la atención
• Dificultad para seguir instrucciones y aprender rutinas.
• Problemas en el equilibrio.
• Memoria a corto plazo poco eficiente.
• Dificultades para organizar sus pensamientos.
• Dificultades en el cálculo y resolución de problemas.
Como consecuencia y en función del contexto (escolar, familiar, social, etc.)
puede aparecer una sintomatología secundaria leve, moderada o severa: falta
de confianza, baja autoestima, ansiedad, depresión, frustración, trastornos del sueño, trastornos de la alimentación, trastornos del comportamiento,
somatizaciones, etc.
Hay que tener en cuenta también que en muchas ocasiones la dislexia viene acompañada de otros trastornos como pueden ser el Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad, dispraxia, discalculia, disgrafía y disortografía.
La dislexia es un trastorno de origen neurobiológico, crónico y que afecta aproximadamente a un 10% de personas. Existe una gran evidencia de que hay factores genéticos heredados que son la causa inicial de su aparición. Varía mucho de una persona a otra ya que influyen varias variables que configurarán síntomas y gravedad. En primer lugar, puede aparecer de forma adquirida (a causa de una lesión cerebral) o más frecuentemente de forma evolutiva (como una alteración del desarrollo)
Asimismo, existen varias tipologías en función de la ruta que se encuentre alterada:
1. Mal funcionamiento de la ruta Fonológica o indirecta: al estar la ruta fonológica dañada, el niño utiliza la ruta visual, y deduce en vez de leer. Por ejemplo, puede leer “pata” en vez de “pasa” o “pico” en vez de “piso”. Los niños con este tipo de dislexia pueden leer las palabras familiares, pero les resulta difícil leer palabras desconocidas, palabras largas o pseudopalabras.
2. Mal funcionamiento de la ruta visual o Superficial: al estar la ruta visual dañada son niños que utilizan la ruta fonológica. No tendrán problemas a la hora de leer palabras regulares, pero sí a la hora de leer palabras irregulares, por ejemplo, del inglés. Asimismo la velocidad lectora de estos niños disminuye cuando aumenta la longitud de las palabras, cometen errores de omisión, adición o sustitución de letras y suelen confundir palabra homófonas (por ejemplo, abría o habría).
3. Mixta o profunda: Están dañados dos procesos de lectura, el fonológico y visual. Provoca la aparición de errores semánticos.
Pero, ¿por qué se traduce todo esto en problemas con la lectoescritura, como principal síntoma? Hay que entender que el alumno con dislexia necesita asociar forma y sonido; tiene serias dificultades para reconocer el sonido de cada letra y poder automatizar esta información. Al no conseguir integrar adecuadamente la lectura, no lograr comprender lo que leen, convirtiéndose en una actividad sin sentido, dificultosa y sumamente aburrida. Por ello, debemos respetar su decisión de no leer en voz alta en clase, y si accede, darle con antelación el texto que deberá leer.
Tal como nos dicen desde Disfam: “El principal problema que tiene la dislexia es que no es compatible con nuestro sistema educativo, pues, dentro de este, todos los aprendizajes se realizan a través del código escrito, por lo cuál el niño disléxico no puede asimilar ciertos contenidos de materias como Conocimiento del Medio, porque no es capaz de llegar a su significado a través de la lectura”.
Una vez detectado el trastorno e identificadas sus necesidades educativas, la mayoría de las veces se les realizar una adaptación curricular no significativa, que ajuste la metodología y la forma de evaluación a sus características. Como hemos visto, cada alumno es único, sin embargo podemos apuntar unas pautas generales, tal como nos apunta el Proyecto Prodislex:
1. Permitir el uso del ordenador, así como programas informáticos específicos (lectores, correctores, traductores, etc.).
2. Respetar la decisión del alumno a la hora de la lectura en voz alta.
3. Asegurarnos que ha habido una buena comprensión antes de empezar los trabajos, tareas, pruebas o exámenes.
4. Permitir más tiempo para realizar los trabajos, tareas, pruebas o exámenes, o bien reducir el número.
5. Adaptar los libros de lectura al nivel lector del alumno.
6. Evitar la corrección en rojo.
7. Evitar la corrección sistemática de todas las faltas de ortografía.
8. Evaluar los trabajos, tareas, pruebas o exámenes en función del contenido. Las faltas de ortografía no deben influir en la evaluación de los mismos.
Para saber más:
– Federación Dislexia España: https://www.disfam.org/
– Proyecto Prodislex: https://www.disfam.org/wp-content/uploads/2018/05/Protocolo-Dislexia-Primaria-1ciclo.pdf
– Federación Dislexia Andalucía: www.fedisan.com
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