¿Cómo mejorar las Habilidades Emocionales en niños y niñas? 

“Cuanto más abiertos estemos a nuestros propios sentimientos, mejor podremos leer los de los demás” (Daniel Goleman) 

El concepto de Inteligencia Emocional (IE) fue acuñado por Salovey y Mayer en 1990. A partir de ese momento, el concepto se redefine y evoluciona, comenzando a ser un tema de interés general y produciéndose numerosas publicaciones al respecto. En concreto, la publicación de Daniel Goleman (1995), “Emotional Intelligence”, provoca una difusión sin precedentes, llegando a un gran público. Daniel Goleman define la IE como la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones. La IE se compone de tres fases: la identificación, el reconocimiento y la gestión emocional (regulación). 

Actualmente, tanto en la práctica clínica como educativa, fomentar una adecuada inteligencia emocional y dotar a nuestros niños y niñas de adecuadas habilidades emocionales se hace imprescindible. Para ello, contamos con numerosos materiales que pueden ser utilizados en nuestra práctica diaria, tales como: 

Para la identificación y el reconocimiento de emociones: 

–  “El monstruo de colores” (Anna Llenas). Es uno de los cuentos más populares en la actualidad para el trabajo de las emociones en niños/as a partir de 3 años. El cuento presenta las cinco emociones básicas (alegría, tristeza, rabia, miedo y calma), ayudando a identificarlas y reconocerlas. Existe también un juego de mesa que sigue la misma lógica. 

–  “Emocionario” (Cristina Núñez Pereira y Rafael Romero Valcárcel). Existen diferentes versiones de este libro según la edad: “Emocióname” (de 0 a 3 años), “Emocionados” (de 3 a 7 años) y “Emocionario” (de 6 a 99). Describe emociones de forma sencilla y ayuda a identificar las emociones, desde las más simples (para los más pequeños/as) hasta emociones complejas (para mayores y adultos). 

–  “Vaya rabieta” (Mirelle D Allaçe). Un cuento dirigido a menores de entre 3 y 5 años. Aborda uno de las conductas más comunes y que más preocupan a las familias en estas edades: las rabietas. 

–  “Emoticápsulas” (Miniland). Un juego para niños/as de entre 2 y 7 años de edad. Son cápsulas que representan las emociones básicas, en las que se deben guardar diferentes dibujos u objetos relacionados con cada una de las emociones. Favorece la identificación y desarrolla habilidades para la gestión de emociones, además de la empatía y el autoconocimiento. 

–  “Del revés” (Pixar). Es una película dirigida a todos los públicos que muestra, de forma metafórica y divertida, cuáles son las emociones básicas y cuáles son sus roles. También aborda cómo funciona nuestro cerebro, la memoria y qué sucede con nuestros recuerdos. 

–  “El juego Dimedigo” (Susana Isern). Es una herramienta para expresarse, escuchar y compartir en familia o en al aula (para niños y niñas de 4 a 10 años). Contiene un juego para expresarse y comunicarse, cuentos, reflexiones, metáforas, actividades y una guía para padres y educadores. Pretender ser una herramienta a la hora de establecer una comunicación abierta entre los miembros de una familia o de una comunidad educativa, ayudando a la expresión de sentimientos y facilitando la comunicación. 

–  “La oca de las emociones” (MutKids). El tradicional juego de la oca, pero con casillas en las que los jugadores deben identificar y realizar pruebas para regular sus emociones. Destinado a niños y niñas de entre 5 y 10 años de edad. 

Para la gestión y la regulación emocional: 

–  “Respira” (Inês Castel-Branco). Es un cuento para niños/as a partir de 4 años, en el que se establece un diálogo entre una madre y su hijo donde exploran varias formas de respirar que pueden ser aplicadas a diferentes contextos. Ofrece la respiración como una de las formas básicas para regular ciertas emociones y gestionar diversas situaciones. 

–  “Tranquilos y atentos como una rana” (Eline Snel). Es un método de meditación sencillo para enseñar a niños/as de entre 5 y 10 años a estar en calma y atentos. De esta forma, toman conciencia de su cuerpo, de las emociones y pueden abrirse a los demás. 

–  “El emocionómetro del inspector Drilo” (Susana Isern y Mónica Carretero). Es un manual que ayuda a entender, medir y regular las diez emociones básicas a través de un gran invento: el emocionómetro. Está destinado a niños/as mayores de 7 años. 

–  “Juguetes sensoriales”. Existen numerosos materiales sensoriales que pueden servir para regular las emociones, sobre todo en niños y niñas más pequeños (0-4 años), que dada su corta edad suelen contar con pocas estrategias. Por ejemplo: peluches, mantas suaves, plastilina, reloj de arena, tubos de música, almohadillas multisensoriales, mordedores, pulseras de flecos, relojes de gel, etc. 

–  “Mindkeys Cards”. Es un juego de cartas pensado para la práctica del mindfulness y del yoga con niños y niñas de 3 a 10 años. Se trabajan posturas de yoga individual, yoga en pareja, acroyoga, ejercicios de respiración, relajaciones, prácticas para mimarnos a nosotros/as mismos/as y a los/las demás y ejercicios para entrenar nuestra atención consciente. Son especialmente relevantes las prácticas del yoga y el mindfulness en los niños y niñas, debido a que numerosos estudios están relevando los inmensos beneficios de esta práctica milenaria 

(Jarraya y colaboradores, 2019; Kaur y Batha, 2019 o Nanthakumar, 2018, entre otros). 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 

Goleman, D. (1995). Emotional Intelligence. New York: Bantman Book. 

Jarraya, S., Wagner, M., Jarraya, M., y Engel, F. (2019). 12 Weeks of Kindergarten- Based Yoga Practice Increases Visual Attention, Visual-Motor Precision and Decreases Behavior of Inattention and Hyperactivity in 5-Year-Old Children. Frontiers in Psychology, 10. 

Kaur, M., y Bhat, A. (2019). Creative Yoga Intervention Improves Motor and Imitation Skills of Children With Autism Spectrum Disorder. Physical Therapy, 99(11):1520-1534. 

Nanthakumar, C. (2018). The benefits of yoga in children. J Integr Med.,16(1),14-19. 

Salovey, P., y Mayer, J. (1990). Emotional intelligence. Baywood Pubishlnl Co.

 

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¿Por qué es tan importante la Teoría de la Mente?

Una de las áreas de la cognición social es la Teoría de la Mente (ToM, por sus siglas en inglés -Theory of Mind-). La ToM es la capacidad de interpretar, inferir y explicar los estados mentales (deseos, emociones, intenciones o creencias) que subyacen al comportamiento de los otros. Los principales componentes de la ToM son las falsas creencias, las ironías, los dobles sentidos, las metáforas o las meteduras de pata (Yıldırım y Alptekin, 2012).

La ToM está ligada estrechamente al comportamiento de las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA). Baron-Cohen ya mostró en 1985 como las personas con TEA presentan un bajo desarrollo de las habilidades relacionadas con la ToM (Baron-Cohen, 1985). Desde entonces, en los últimos 30 años el número de publicaciones que se han realizado sobre ToM ha ido creciendo de forma vertiginosa (Fernández-Sotos y colaboradores, 2019). En esta línea, actualmente Baron-Cohen dirige un Centro de Investigación de Autismo en Cambridge. En la página web de dicho centro (https://www.autismresearchcentre.com/people_baron-cohen) se tiene acceso libre a numerosas publicaciones, pruebas y test que se desarrollan desde su grupo de investigación.

El desarrollo de la ToM puede servir no solo como característica definitoria o diagnostica del TEA, sino que además puede predecir la severidad del diagnóstico (en base a poder establecer los apoyos y ayudas que se pueden precisar) (Hoogenhout y Malcolm-Smith, 2017). Del mismo modo, el pobre desarrollo de la ToM no sólo se ha descrito en personas con TEA sino también para otros trastornos del neurodesarrollo como el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) o Dificultades de Aprendizaje (independientemente de la inteligencia y el desarrollo del lenguaje) (Sahin y colaboradores, 2018). También se han establecido relaciones entre baja ToM y esquizofrenia (Thibaudeau y colaboradores, 2019), anorexia nerviosa (Leppanen, Sedgewick, Treasure y Tchanturia, 2018) o enfermedad de Parkinson, entre otras patologías (Coundouris, Adams y Henry, 2019).

Además, la ToM se ha relacionado estrechamente con el comportamiento prosocial. Se ha detallado como los niños/as que presentan un gran desarrollo de la ToM suelen mostrar un comportamiento más prosocial (entendido el comportamiento prosocial como cualquier forma de acción voluntaria que se realiza para beneficiar a otro individuo: ayudar, consolar, compartir, cooperar, etc.) (Imuta, Henry y Seluck, 2016).

Por tanto, la importancia de la ToM en el desarrollo evolutivo está más que demostrada. Actualmente, en la práctica clínica uno de los aspectos que genera más preocupación es la adecuada valoración de todos los componentes de la ToM. En líneas generales, tres de los aspectos más importantes son:

Creencias de primer orden. Las tareas de primer orden de ToM valoran el reconocimiento de una creencia de un personaje sobre el mundo. Una de las tareas más utilizadas en su valoración es la tarea de “Sally y Anne (Baron-Cohen, Leslie, y Frith, 1985). La tarea evalúa la capacidad de inferencia del niño/a sobre otros sujetos (y sus creencias). La mayoría de niños y niñas a los 3 años fallan en
esta tarea, mientras que el 50% de los niños/as de 4 años y la mayoría de los niños/as de 5 años realizan la tarea de forma correcta.

Creencias de segundo orden. Las tareas se segundo orden valoran si un sujeto comprende el estado falso de creencias de un personaje sobre el estado de creencias de otro. Una de las tareas más utilizadas es la “Tarea del heladero” (Perner y Wimmer, 1985). En su estudio observaron como los niños/as resolvían con éxito la tarea a los 6-7 años, dos años después que las creencias de primer orden.

Literalidad. Otro de los aspectos evaluados en la ToM es la comprensión de sentidos no literales en la comunicación. Una de las pruebas más utilizadas en este ámbito son “Las historias extrañas de Happé”. Esta prueba está formada por una serie de historias acerca de situaciones de la vida cotidiana que abordan los distintos motivos que pueden estar detrás de las cosas que se dicen a diario y que no son literalmente ciertas (incluyen mentira piadosa, ironía, farol, persuasión, malentendido, literalidad sobre estados físicos o frases desconectadas) (Happé, 1995).

En última instancia, la ToM es un concepto en continua evolución e investigación. La práctica clínica debe estar en continua conexión con los resultados de dichas investigaciones. Si bien, la valoración de las competencias mentalistas en los niños y niñas en el ámbito clínico y educativo, puede ofrecer un punto de partida desde donde debe plantearse una intervención adecuada y funcional, que tenga como objetivo la generalización a diferentes contextos y situaciones.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Baron-Cohen S., Leslie, A., y Frith, U. (1985) Does the autistic child have a “theory of mind”? Cognition, 21,37-46.

Coundouris, S., Adams, A., y Henry, J. (2019). Empathy and theory of mind in Parkinson’s disease: A meta-analysis. Neurosci Biobehav Rev, S0149-7634(19), 30748-1.

Fernández-Sotos, P., Iosune, T., Fernández-Caballero, A., Navarro, E., González, P., Dompablo, M., y Rodríguez-Jiménez, M. (2019). Social cognition remediation interventions: A systematic mapping review. PLos One 14(6).

Happé, F. (1995). The role of age and verbal ability in the theory of mind task performance of subjects with autism. Child Development, 66, 843-855.

Hoogenhout, M., y Malcolm-Smith, S. (2017). Theory of mind predicts severity level in autism. Autism, 21(2) 242–252.

Imuta, K., Henry, J., y Seluck, B. (2016). Theory of Mind and Prosocial Behavior in Childhood: A Meta-Analytic Review. Developmental Psychology, 52(8), 1192–1205.

Leppanen, J., Sedgewick, F., Treasure, J., y Tchanturia, K. (2018). Differences in the Theory of Mind profiles of patients with anorexia nervosa and individuals on the autism spectrum: A meta-analytic review. Neurosci Biobehav Rev, 90, 146-163.

Perner, J., y Wimmer, R. (1985) «John thinks Mary Thinks……»: Attributión of second-order beliefs by 5-10 year-old children. Journal of Experimental Child psychology, 39,437-471.

Sahin, B., Karabekiroğlu, K., Bozkurt, A., Baris ̧ M., Aydın, M. y , Çobanoğlu, C. (2018). The Relationship of Clinical Symptoms with Social Cognition in Children Diagnosed with Attention Deficit Hyperactivity Disorder,
Specific Learning Disorder or Autism Spectrum Disorder. Psychiatry Investig, 15(12), 1144-1153.

Thibaudeau, E., Achim, A., Parent, C., Turcotte, M., y Cellard, C. (2019). A meta-analysis of the associations between theory of mind and neurocognition in schizophrenia. Schizophr Res, 9964(19), 30587-0.

Yildirim, E., y Alptekin, K. (2012). A new featured dimension in schizophrenia: social cognition. J Psychiatr Neurol Sci, 25, 368-375.

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