LAS AULAS ESPECIFICAS PARA EL ALUMNADO CON TEA

Si tuviéramos que elegir un rasgo definitorio en lo que implica el trastorno del espectro autista (TEA), es que implica una manera distinta de percibir. Estas personas ven, entienden e interactúan con el mundo de una manera distinta. Pero esta característica es también la que los diferencia, pues cada uno de ellos percibe de forma diferente respecto a otra persona con este trastorno.

Aun así, podemos hablar de unas características comunes: prefieren la información a través del canal visual, fijan su atención en detalles, es necesario anticipar los acontecimientos, presentan alteraciones sensoriales (hipo o hiper), suelen ser poco flexibles y al estar afectada la comunicación y en muchos casos el lenguaje necesitan apoyo en esta área del desarrollo, y la modalidad es, de nuevo, diversa: puede ser de manera oral, o escrita y/o a través de un sistema alternativo y/o aumentativo de comunicación. Ante estas peculiaridades, y de mano del movimiento inclusivo, surgió la necesidad de alejar a estos alumnos de los tradicionales Centros Específicos, y crear en los centros educativos ordinarios un espacio propio y adaptado para estos alumnos, que favorezca su aprendizaje, su desarrollo y su integración ajustándonos a su manera de relacionarse con el mundo.

El Modelo Denver presenta objetivos cronológicos basándose en un diagnóstico precoz y en una intervención temprana para conseguir mayores resultados gracias a la plasticidad del cerebro infantil (Martos y Llorente, 2013). El Modelo Denver va dirigido a dos grupos de poblaciones: niños/as de 2 a 5 años de edad y niños/as con 18 a 24 meses de edad (en este caso, el modelo se denomina Modelo Denver de Comienzo Temprano). Clicka en este enlace para saber más sobre el Método Denver en la Atención Temprana.

Frente a los centros específicos de educación especial, las aulas específicas para el alumnado con TEA se caracterizan por ser aulas abiertas y especializadas. Son abiertas, porque los niños están en su aula de referencia, con su curso, con sus compañeros y con sus profesores. Y son especializadas, porque se organizan de tal manera que favorece la autonomía de los alumnos; y se trabajan aquellos aspectos específicos y concretos adaptándonos a sus necesidades. Además, cuenta con profesionales especializados, y su ratio es de cuatro a seis alumnos en educación infantil y primaria, a fin de garantizar su atención individualizada.
El profesor-tutor es el encargado de coordinar el trabajo con los demás profesionales que intervienen con el alumno, de elaborar la adaptación curricular bajo supervisión del EOE, así como favorecer la integración y participación del alumno en el aula y en las distintas actividades que se organicen en el centro.

Además, existen otros profesionales que trabajan de forma conjunta para alcanzar el objetivo de promover el máximo desarrollo de estos alumnos. En primer lugar, el maestro de Pedagogía Terapéutica (PT) reforzará los aspectos descritos en la Adaptación Curricular de cada alumno, tanto en las áreas como otros aspectos propios del trastorno, con la premisa de perseguir ante todo aprendizajes funcionales, elaborando material y beneficiando la integración de los alumnos. Para ello, podrá lleva a cabo su intervención tanto dentro del aula de referencia como en el aula TEA.
Por otro lado, el maestro de Audición y Lenguaje (AL) se encarga principalmente de trabajar las frecuentes alteraciones en el habla, el lenguaje y la comunicación. El principio de funcionalidad de los aprendizajes sigue vigente, así uno de sus principales objetivos siempre será ampliar así la intención comunicativa y desarrollar su uso social, además de desarrollar rutinas y habilidades sociales.

Además, hay que resaltar el papel del auxiliar Técnico Educativo (PTIS) que favorecerá la adquisición de autonomía de los alumnos en momentos tales como el aseo, la alimentación, desplazamientos…
Entonces, ¿Cómo se trabaja en una de estas aulas? ¿Cuál es la metodología más adecuada? La principal premisa es evidente: debe ser una metodología que se ajuste a esa manera distinta de relacionarse y percibir, y respete asimismo las diferencias individuales. Pero lo cierto es que en la realidad el nivel de afectación del trastorno puede ser muy distinto, pues algunos alumnos presentan lenguaje oral y otros no; algunos cursan con discapacidad cognitiva y en otros no se ve alterada. Esta heterogeneidad tan amplia que les caracteriza hace que concretar un modo de trabajo generalizado resulte complicado.

Ahora bien, la estructuración ambiental se llevará a cabo mediante claves visuales, no solo en el aula específica, sino también en todo el centro escolar, pues es la manera en que dotamos de esa necesaria inclusión al aula y al centro. Suelen demarcarse claramente unos límites físicos y/o visuales, señalados a través de pictogramas que indiquen la actividad a realizar en cada zona, el momento apropiado… es decir, lo que se espera del alumno en cada momento. Este aspecto es crucial pues tener esta idea clara favorece la autonomía en el día a día y dota de seguridad emocional al alumno, proporcionando situaciones normalizadas dentro del entorno escolar.

Al igual que el contexto físico, es también necesario tener estructuradas las jornadas de trabajo, es decir, los tiempos, de tal manera que los alumnos puedan anticipar qué es lo que se van a hacer. Por ello se trabaja con agendas visuales que pueden ser grupales e individuales, verticales u horizontales, a través de pictogramas, fotografías y/o palabras escritas. Repasar la rutina diaria es en estas aulas algo diario, normalmente durante el momento de asamblea al iniciar la jornada, y durante el último momento del día, en la asamblea final, a modo de repaso.

 

CREANDO UN TERMÓMETRO EMOCIONAL

CREANDO UN TERMÓMETRO EMOCIONAL

Hoy os traemos una entrada eminentemente práctica centrada en la educación emocional de los niños con TEA u otros trastornos del desarrollo.

Es evidente que para los niños e incluso adultos, saber reconocer una emoción y ponerle nombre, no es tarea fácil, y si además, debemos controlar y gestionar esa emoción, implica aún mayor dificultad.

Sin embargo, ponerle nombre a las emociones nos permite poder hablar de lo que ocurre en nuestro interior, y cuales son los signos que rodean a esa emoción.

En las personas con TEA, existe un trastorno en las funciones ejecutivas que dificulta la comprensión emocional, necesitando entrenamiento explicito. Como sabemos, son frecuentes las dificultades a la hora de iniciar o responder a situaciones sociales, mantener conversaciones o compartir intereses, emociones y afecto.

El termómetro emocional es una excelente herramienta para facilitar la comunicación por medio de pictogramas, y por medio de él, nuestros alumnos comprenden que los estados de ánimo son sensaciones pasajeras, que varían a lo largo del día. Cuando los alumnos aprenden su funcionamiento, indican con facilidad cómo se encuentran incluso si no tienen lenguaje. A partir de ahí, la profesora, maestra, padre/madre o cuidador puede iniciar una conversación para saber por qué se encuentra así y crear estrategias de mejora.

Esta herramienta, de sencilla elaboración y manejo, facilita el desarrollo de las siguientes capacidades:

1.Identificación de expresiones faciales

2.Comprensión de la relación entre situación y emoción

3.Comprensión de la relación entre deseo y emoción

4.Comprensión de la relación entre emoción y pensamiento

5.Una situación y diferentes emociones

6.Identificación, la comunicación, la construcción de frases, la narración, conversación, etc.

Podemos representar desde estados de ánimo básicos como alegría-tristeza, pasando por emociones más complejas como aburrimiento o decepción, hasta estados de salud, como fiebre, dolor de cabeza, y un largo etcétera.

Esta flexibilidad es lo que hace tan eficaz a esta herramienta, tanto en funciones como en niveles de complejidad.

También en alumnos algo más mayores o con mayor capacidad de asociación, podemos combinar dos o mas termómetros. Por ejemplo, uno para el estado de animo y otro para el síntoma físico asociado, de modo que fomentemos la asociación de ambas sensaciones.

Para ello, la primera pregunta que nuestro alumno debe aprender a responder es “qué sientes” señalando en el termómetro la cara que más sea ajuste a su estado de ánimo en este momento. Para ello, Autismo Navarra nos propone presentar el material de trabajo y comentarlo así:

“Mira, (nombre del niño), la niña está contenta” y reforzábamos la afirmación con mímica de estar contento. Colocábamos la imagen encima de la mesa. A continuación presentábamos el dibujo del smily contento. “Mira, es un Don Contento”, y lo colocábamos encima del dibujo grande con la niña contenta”. Se procede igual para el resto de las emociones.

Una vez el alumno haya aprendido este primer paso, podemos pasar a la siguiente pregunta “¿Dónde lo sientes?” Por ejemplo, es probable que si me encuentro furiosa tenga dolor de cabeza, no exista la sonrisa y mi cuerpo esté tenso.

La última y tercera pregunta, que debemos comenzar a trabajar una vez se dominen las dos anteriores, está dirigida a identificar qué es aquello que nos ha producido esa emoción: “¿Por qué te sientes así?” pretendemos que el niño sea capaz de identificar qué estados emocionales se producen en diversas situaciones (anticipar la emoción que se producirá), así como ser capaz de explicar la relación causal entre situación y emoción

Un paso posterior sería asociar la emoción al estado mental de otra persona. Éste es el paso de mayor complejidad en el trabajo de las habilidades socio-emocionales ya que implica resolver y analizar situaciones basadas en los estados mentales de otras personas, con las consiguientes dificultades que esta cuestión genera a estos alumnos.

Para poder abordarlas, es   necesario   que sean capaces de reconocer y de asociar causa/consecuencia/emoción en diferentes contextos, solo entonces podremos iniciar el aprendizaje de atribuir pensamientos/estados de ánimo a otras personas. También es necesario que los niños conozcan términos mentales (pensar, creer, imaginar…), ser capaces de emplear bocadillos y nubes de pensamientos y tener ciertas habilidades de Teoría de la Mente que les permita diferenciar las creencias de otros de las propias.

Si os parece interesante, podéis personalizar vuestro propio termómetro emocional a partir del grado de desarrollo a través de los enlaces que os facilitamos:

En la web de ARASAAC disponemos del material necesario para construir nuestro propio termómetro de emociones:

http://arasaac.org/materiales.php?id_material=1269

Y en este enlace de Autismo Navarra disponemos de valiosísimo material: http://www.autismonavarra.com/wp-content/uploads/2015/09/Aprendiendo_a_conocer_emociones_y_sentimientos_ARASAAC_Soyvisual.pdf

Complementariamente, y también desde Autismo Navarra, disponemos del Imaginario de los Sentimientos de Félix:

http://www.autismonavarra.com/wp-content/uploads/2012/03/El-Imaginario-De-Los-Sentimientos-De-Felix.pdf

Esperamos que os sea útil.

Para saber más:

https://elplanetariodeladiversidad.wordpress.com/2016/03/08/el-termometro-de-las-emociones/

https://www.redcenit.com/desarrollar-la-conciencia-emocional-con-el-termometro-de-las-emociones/

www.aprendicesvisuales.com.

Maseda, M (2013). El autismo y las emociones. La Teoría de la Mente en los niños/as autistas. Su afectación dentro del ámbito emocional. Barcelona. Dipòsit Digital:(http://hdl.handle.net/2445/48217)

EL PROGRAMA DE COMUNICACIÓN TOTAL DE BENSON SCHAEFFER (II)

En el anterior artículo (link) comenzamos a tratar sobre los sistemas aumentativos y alternativos de comunicación (SAAC) en el TEA. Vimos que uno de los principales métodos es el llamado Comunicación Total De Benson Schaeffer, y analizamos sus principales características. En el presente articulo pretendemos continuar profundizando en el citado método, y conocer cual es su procedimiento según el propio autor.

Schaeffer plantea la hipótesis de que: “En los niños no verbales el uso espontáneo de las funciones lingüísticas enseña a ejercitar el desarrollo cognitivo y evidentemente el desarrollo social” (1982b, p.410); por eso, el único requisito que deben cumplir los alumnos en los que se pretenda implementar, es la intención de acción de un acto-conducta con la finalidad del logro de un deseo. Aprovechando esta intención de acción se puede lograr que aparezca la intención comunicativa que hasta entonces el alumno no tenía.
Schaeffer y sus colaboradores aconsejan seguir las ocho directrices:

1. Expresar un deseo.
El punto de partida es detectar algún elemento (objeto, alimento, actividad…) que llame la atención del niño. Una vez detectado, evitamos el acceso directo a ese elemento, para propiciar la realización del signo correspondiente a su acceso.
Por esto, decimos que se apoya en una función básica como es la demanda. Podemos decir que esta elección es acertada por unas razones:
– Es una de las primeras funciones del desarrollo pragmático
– Las consecuencias de la demanda son muy dependientes del medio, y por tanto, fácilmente manipulable.
– Se trata de un programa de aprendizaje sin error, el entrenamiento siempre va seguido de éxito, es decir, recibe siempre un efecto, reforzando así el acto comunicativo.

2. Dar menos énfasis a la imitación.
Un exceso de énfasis en la imitación puede enseñar al niño a imitar, más que a intentar entender y usar el lenguaje. Esto inhibiría la espontaneidad en el lenguaje. A través de moldeamiento enseñamos los signos básicos.

3. Uso de la espera estructurada.
Poco a poco iremos desvaneciendo las ayudas, para que el alumno produzca un signo mas completo por si solo. Usamos espera estructurada para que produzca el signo completo por sí mismo.

4. Fomentar la autocorrección.
Ante un error de producción, no corregir inmediatamente sino dejar que el alumno intente cambiar la expresión. De esta manera alentamos la espontaneidad.

5. Nunca castigar.
El castigo por errores de comunicación condiciona miedo hacia el lenguaje, desorganiza el proceso de los conceptos y de las construcciones lingüísticas complejas y frena el potencial del lenguaje de la persona.

6. Proporcionar información indirecta
De forma que guie la conversación. Por ejemplo, en lugar de preguntar “¿Qué quieres?”, se le puede dar una información indirecta a través de la pregunta: “¿quieres el lápiz?”.

7. Premiar la espontaneidad.

El objetivo principal es la comunicación espontanea, por lo que reforzaremos cada intento de comunicación

8. Enseñar el español signado.

Aunque el programa original se centra en la lengua de signos inglesa, es posible adaptarla fácilmente al castellano.

Como vemos, todas las directrices persiguen alcanzar la espontaneidad en la comunicación. Sus metas son:
– El lenguaje oral espontaneo
– El habla signada espontánea
– El lenguaje de signos espontaneo.

Estas metas son trabajadas a través de unas fases (extraído de https://hablasignada.divertic.org ):

1. La expresión de los deseos (función instrumental y regulatoria):
Empezar con expresiones signadas de un solo signo para pedir objetos, alimentos o actividades deseadas; incluir entrenamiento en la discriminación de los signos; luego ampliar la petición de signo único a formas de peticiones con varios signos (el multisigno) y enseñar los signos de petición general “no”, “ayúdame” y “aseo”

2. Referencia: Enseñar primero descripciones de un solo signo, después descripciones de varios signos, luego la discriminación entre descripciones de referencia y expresión de los deseos y, finalmente, la descripción auto-iniciada. Para reforzar la motivación a utilizar el lenguaje como referencia, o sea para describir en vez de pedir, realizar actividades de juego.

3. Conceptos de personas (funciones interaccional y personal): Enseñar al niño a utilizar su nombre y el de los demás, y etiquetas para acciones y emociones. Desarrollar actividades que susciten temas sociales.

4. Búsqueda de información (función heurística ): Enseñar al alumno a empezar la búsqueda dirigida por el lenguaje del otro, a describir la colocación de objetos que se le pide, a hacer preguntas acerca de la situación de los objetos y a preguntar por el nombre de objetos desconocidos.

5. Abstracción, juego simbólico y conversación:
La gran variedad y complejidad del resto del desarrollo de las funciones lingüísticas hacen imposible su enseñanza directa.

Para saber más:
SCHAEFFER, B.; MUSIL, A. y KOLLINZAS, G. (1980). “Total Communication: A signed speech program for non-verbal children”. Champaing, Illinois: Research Press.
Torres, S. (2001). Sistemas alternativos de comunicación. Manual de comunicación aumentativa y alternativa: sistemas y estrategias. Málaga: Aljibe
P. y Tamarit, J. (1989). Lenguaje y Comunicación. En VV.AA, Intervención educativa en autismo infantil. Madrid: Centro Nacional de Recursos para la Educación Especial. CNSEFundación ONCE.
DICCIONARIO DE SIGNOS PARA ALUMNOS CON NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES EN EL ÁREA DE COMUNICACIÓN / LENGUAJE”. Consejería de Educación y Cultura de la Región de Murcia. Murcia 2001

EL PROGRAMA DE COMUNICACIÓN TOTAL DE BENSON SCHAEFFER (I) 

Uno de los pilares en la intervención con alumnos con TEA es la enseñanza precoz de un sistema de comunicación eficaz. Los Sistemas Alternativos y/o Alternativos de Comunicación (SAAC) son “el conjunto estructurado de códigos (verbales y no verbales), expresados a través de canales no vocales – gestos, signos, símbolos gráficos, necesitados o no de soporte físico, los cuales, mediante procesos específicos de instrucción, sirven para llevar a cabo actos de comunicación (funcional, espontánea y generalizable), por sí solos, o en conjunción con códigos (canales) vocales, o como apoyo parcial de los mismos” (Tamarit, 1988).

Así, cuando no existe lenguaje oral o este es ecolálico y no funcional, es aconsejable implantar uno de estos sistemas. Ante todo, hemos de tener en cuenta uno de los principios mas importantes: la flexibilidad. Es decir, la implantación de su SAAC no es incompatible con el uso de otros.

Hoy nos dedicaremos a conocer un poco mejor el Programa de Comunicación Total – Habla Signada de Benson Schaeffer, que no sólo no limita ni impide el desarrollo del lenguaje oral, sino que lo facilita, organiza y desarrolla. Este sistema alternativo, basado en signos, es muy estructurado y utiliza unos procedimientos de enseñanza muy apropiados a nuestros alumnos con TEA (moldeamiento físico, encadenamiento hacia atrás, espera estructurada, reforzamiento natural y social, y énfasis en el desarrollo de la espontaneidad).

Complementado frecuentemente con otros sistemas como PECS, el método Benson Schaeffer tiene el mérito de suponer toda una revolución en el campo de la Educación Especial, allá sobre los años 80, pues fue uno de los gatillos que provocaron el cambio de mentalidad: los alumnos / as con trastornos generalizados del desarrollo y autismo podían signar, podían aprender, podían comunicarse. En definitiva, no estaban tan lejos como creíamos.

Cuenta con dos componentes que lo diferencia de otros métodos y que conforma el concepto de “Comunicación Total”. El primer componente es el Habla Signada (producción por parte del niño o adulto de habla y de signos de forma simultánea), el segundo, el de Comunicación Simultánea (empleo por parte de los familiares o terapeutas del alumno con TA de dos códigos utilizados a la vez: oral y signado. Es definitiva, se trata de un sistema bimodal: lengua oral acompañada de algunos signos.

Otra característica fundamental es el hecho de que no solo enseña signos, sino que también enseña una estrategia de relación e intercambio personal con la que el alumno puede dirigirse al adulto (iniciar actos comunicativos) para conseguir algo deseado. Es decir, se trata de hacerle consciente de que a través de un signo se pueden obtener o conseguir cosas. Este es , sin ir mas lejos, el primer objetivo. Una vez nuestro alumno logre comprender esto, pasará de realizar un signo por imitación a producir el lenguaje de forma espontánea, y quizás con el tiempo, irá desvaneciéndose el signo.

Así pues, y teniendo en cuenta una de las principales y mas frecuentes criticas que se hacen a los sistemas aumentativos / alternativos de la comunicación, es que en ocasiones estancan el desarrollo lingüístico natural del alumno. En este método, está comprobado que su aprendizaje y utilización no entorpece ni dificulta, ni, por tanto, frena la aparición del Lenguaje, sino todo lo contrario, lo favorece y “desbloquea” el lenguaje.

Los objetivos que se plantean en este programa, al igual que en otros SAAC, deben seguir unas normas básicas:

  • deben de ir de simple a lo complejo,
  • de lo concreto a lo abstracto,
  • de la directividad a la promoción de la autonomía y de lo imitado a lo espontáneo.

Por supuesto, también es imprescindible partir de un diseño individualizado y adaptado del Programa, al nivel de desarrollo del alumno, a su potencial de trabajo, a las necesidades y posibilidades del niño/a y de la familia.

Los sonidos iniciales que el/la niño/a aprenda influirán en el habla, por lo que deben ser escogidos minuciosamente, a ser posible entre los que ya produce, y de forma funcional.

Los principales componentes del programa son: la forma de la mano, la posición y el movimiento final.

  1. Movimiento final: cogemos las manos del niño y las situamos en la posición correcta, enseñándole a producir este movimiento.
  2. Posición de las manos en relación al cuerpo: una vez el alumno sabe producir el movimiento final,
  3. Forma de la mano (moldeamiento): por último, se enseña a producir de forma precisa la producción del habla.

En próximos artículos seguiremos hablando del procedimiento a seguir en este método

Para saber más:

SCHAEFFER, B.; MUSIL, A. y KOLLINZAS, G. (1980). “Total Communication: A signed speech program for non-verbal children”. Champaing, Illinois: Research Press.

Torres, S. (2001). Sistemas alternativos de comunicación. Manual de comunicación aumentativa y alternativa: sistemas y estrategias. Málaga: Aljibe

P. y Tamarit, J. (1989). Lenguaje y Comunicación. En VV.AA, Intervención educativa en autismo infantil. Madrid: Centro Nacional de Recursos para la Educación Especial. CNSEFundación ONCE.
www. Atencionintegral.es

EL TEA EN LA EDAD ADULTA: RETOS A LA INVESTIGACIÓN

Mucho se habla de las características, necesidades e intervención en los niños con TEA, y sin embargo, como sabemos, el autismo es una condición que acompaña durante toda la vida al individuo, siendo la esperanza de vida semejante al resto de la población. Así lo afirma Pedro Ugarte Vera, presidente de la Confederación Española de Autismo (FESPAU). “Este trastorno acompaña a la persona a lo largo de toda su vida, aunque sus manifestaciones y necesidades son distintas en cada caso”.

Cuando llegan a la edad adulta, el nivel de independencia e inclusión social varía en continuo. Algunos podrán vivir de forma independiente y los casos en los que hay discapacidades graves asociadas, necesitarán de atención y apoyo en grado variable, ya sea por parte de familiares o cuidadores. Ugarte nos explica la causa: “El 80 % de las personas con autismo no son capaces de llevar una vida autosuficiente porque necesitan apoyos y ambientes estructurados y rutinarios. Son personas con dificultades a la hora de interaccionar socialmente, lo que reduce su grado de independencia”.

Sin embargo, en un 10% pueden tener trabajo. Es común, por ejemplo, que aquellos que tienen el síndrome de Asperger lleven una vida prácticamente autosuficiente, con un gran rendimiento en aquellos empleos que requieren un alto nivel de concentración, matemáticos, de programación informática, dibujo, música y trabajos mecánicos repetitivos.

Por otra parte, según la OMS existe evidencia de que las personas con TEA, además de tener los mismos problemas de salud que el resto de la población pueden presentar necesidades asistenciales relacionadas con su condición o con otras afecciones comórbidas, por ejemplo, enfermedades no trasmisibles crónicas derivadas de la inactividad física o malas preferencias dietéticas. Además, el contexto vuelve a ser determinante: corren mayor riesgo de sufrir violencia, lesiones y abusos.

Hasta hace muy poco era posible llegar a la edad adulta sin haber recibido el diagnóstico de TEA. Pero no nos engañemos: aún hoy es una condición tiene más preguntas que respuestas. “Es una discapacidad invisible en tanto no lleva asociado ningún rasgo específico en la apariencia externa, y sólo se manifiesta a nivel de comportamiento” advierte Ugarte. Como consecuencia de esto, su condición es a menudo pasada por alto por los servicios de salud, de educación y de atención social, provocando que una cantidad importante de adultos con autismo sufra exclusión social y económica.

Si atendemos a las recomendaciones del National Institute for Health and Clinical Excellence (NICE), en su publicación “Trastorno del Espectro Autista en adultos: diagnóstico y manejo”, una de las ideas clave es que el TEA se manifiesta de forma diferente según la etapa la vida de la persona. Ahora bien, lo más frecuente es que se mantengan durante toda la vida la dificultad con la flexibilidad cognitiva y conductual, sensibilidad sensorial alterada, procesamiento de sensaciones y dificultades de regulación emocional. Parece entonces que es más una cuestión de grado: las características del autismo pueden variar de leves a severas y pueden fluctuar con el tiempo o en respuesta a cambios en el contexto.

Por otra parte, la OMS subraya la necesidad de una atención específica a los cuidadores de personas con TEA, a fin de mejorar la calidad de vida de la persona con TEA y de su entorno: “Muchas veces los TEA suponen una carga emocional y económica para las personas que los padecen y para sus familiares. El cuidado de casos graves puede ser exigente, especialmente allí donde el acceso a los servicios y apoyo son inadecuados. Por consiguiente, el empoderamiento de los cuidadores es reconocido cada vez más como un componente fundamental de la asistencia a las personas con TEA”.

En definitiva, los estudios sobre TEA se han venido centrando hasta ahora en niños y adolescentes, pero la población adulta cada vez es más significativa, sus necesidades específicas, más patentes, y el requerimiento de investigaciones es cada vez mayor.

En las escasas investigaciones existentes hay que tener en cuenta que existe una patente subjetividad en cuanto a la satisfacción vital, que puede representar un grave sesgo. Es decir, existen realidades «normativas» más bien subjetivas (tener empleo, una vida independiente y el grado de inclusión social), y otras medidas que serían objetivas de la calidad de vida (salud física, salud mental, calidad de vecindario y contacto de familia). Respecto a las medidas subjetivas hemos de tener cuidado. Por ejemplo, el indicador de “inclusión social” como medida de la satisfacción vital, puede no ser adecuado puesto que muchas de estas personas se sienten mejor estableciendo relaciones solo con unas pocas personas.

Por ello, es imprescindible establecer de forma concreta qué factores hacen que una persona con TEA sienta que tiene una buena calidad de vida. Y en esta empresa es necesaria la colaboración de las propias personas con autismo, como parte del equipo de investigación o como consultores, pues sin esa implicación lo más probable es que las medidas no tengan validez.

Solo así podremos construir una herramienta que incluya la realidad de las personas con TEA.

Bibliografía

http://www.fespau.es/

Neurociencia: El blog de José Ramón Alonso https://jralonso.es

DONNA WILLIAMS: AUTISMO EN PRIMERA PERSONA.

¿Cómo encuentran su camino las personas con TEA, en un mundo absurdo para ellos, un mundo sin estructura, sin orden y coherencia? A desenmarañar estas incógnitas contribuyó sin duda la autora a la que hoy nos dedicamos. El saber que extrae de su propia experiencia vital, plasmada en libros, cuadros y otras producciones, está sin duda cargado de enseñanzas.

Donna Leanne Williams, también conocida por su nombre de casada Donna Leanne Samuel, nació en Australia en 1963. Fue una escritora, artista, cantautora, guionista y escultora australiana. Desde 1995 desarrolló su actividad como consultora en temas de autismo. Publicó nueve libros, que han alcanzado gran difusión en todo el mundo y han sido traducidos a una larga lista de lenguas.
Esta polifacética mujer fue a los dos años diagnosticada como esquizofrénica, más tarde sorda y otras veces simplemente como “perturbada”. No fue hasta 1991 cuando Lawrence Bartak, un especialista en Monash Medical Center y profesor de psicología en la Universidad Monash asociada, diagnosticó a Williams con autismo. Bartak luego recordó que “Ella mostró todas las características principales del autismo cuando la conocí, incluida una que ella no hubiera conocido… El hecho de que aparentemente era sociable e interactuaba con personas no quería decir que no tuviera algún tipo de trastorno”.

Donna fue lo que llamamos una persona con TEA de alto rendimiento, con Síndrome de Asperger. A través de sus obras nos enseña que lo que se llama hoy autismo es una realidad compleja, que incluye realidades muy diversas. En “Nadie en ningún lugar” nos relata su infancia y adolescencia. La segunda parte de su vida está escrita en “Alguien en algún lugar” (Ned ediciones, 2012). Donna describe su forma de percibir y de existir de manera muy elocuente. Por ejemplo, para ella, el aire estaba lleno de pequeñas manchas. Si miraba al vacío veía las manchas. La gente que pasaba le impedía verlas, por lo que miraba más allá de su presencia y se concentraba en las manchas.

Las personas se reducían a un catálogo de ruidos sin sentido. Se esforzaba por no estar más allí. El problema era cuando la gente esperaba una respuesta por parte de ella. El mundo le resultaba intrusivo, no comprendía lo que decían, solo lo repetía. Aprendió a responder con llantos y gritos o con indiferencia y huida. La madre la golpeaba para sacarla de ese estado y le gritaba que no repitiera todo lo que ella decía puesto que pensaba que se burlaba.

El contacto físico la aterrorizaba: nunca besó a sus padres ni dejaba que se aproximaran o la tocaran ni ellos ni nadie. Dice: “si me tocan no existo más”. Cuanto más intentaban contactarse con ella más intrusivos e inquietantes le resultaban. Desarrolló rechazo de la comida, solo podía comer los trozos con colores sobre la comida distribuida de distintas maneras. Establecía asociaciones, por ejemplo: ¿Los conejos comían ensaladas? A ella le gustaban los conejos de peluche, así que comía ensalada. Le gustaba el cristal de colores, porque le parecía mermelada de jalea, asi que le gustaba la mermelada.

Ella también habla de sus miedos. Desde muy pequeña tenía miedo de la oscuridad y de dormir porque lo asociaba a la muerte, lo que ella llamaba “la gran nada negra”. Gracias a Donna podemos comprender la inflexibilidad cognitiva que muchas personas con TEA presentan. Su fijación con el orden y la clasificación de objetos tenían la intención de mantener las cosas siempre iguales. Utilizar comportamientos estereotipados le brinda un sentimiento de continuidad. Dibujar fronteras, círculos, líneas de borde, tienen la función de protegerle contra la invasión exterior del mundo. Guiñar de los ojos compulsivamente, o encender y apagar la luz le permitía ralentizar las cosas y volverlas más fraccionadas, y menos espantosas, como en una película que pasa despacito. Esto vuelve las cosas más fijas, más previsibles y seguras. Manierismos y estereotipias como balancearse, sacudir las manos, pegarse la cabeza, dar pequeños golpes sobre los objetos, golpearse la barbilla…. le brindaban sentimiento de seguridad y disminuían la tensión.

Esa fue la manera de resolver su relación con un mundo que le resultaba intrusivo, pero como ella misma decía, “cada sujeto autista encuentra su solución y siempre es diferente y singular”. En sus obras nos da a entender la distancia que hay entre nuestras intenciones y deseos de querer ayudar a una persona, y el hecho de ayudarla realmente en términos que para ella sean aceptables. Que a veces, tratar de imponer puentes que unan su mundo o manera de ver la vida, con el nuestro, puede causar más dolor que bienestar.
Donna murió de cáncer el 22 de abril de 2017 dejándonos un legado de comprensión y conocimiento que marcaría la historia del Trastorno de Espectro Autista.

Bibliografía:
Williams, D. (1992), Si on me touche, je n’existe plus. Le témoignage exceptionnel d’une jeune autiste, Robert Laffont, Paris.
Williams, D. (1994), Alguien en algún lugar. Diario de una victoria contra el autismo (2012), Need ediciones, Barcelona.

 

ELABORACIÓN DE HISTORIAS SOCIALES PARA PERSONAS CON TEA

En el anterior artículo hablábamos de la frecuente comorbilidad entre trastornos de ansiedad y TEA, y de la importancia de saber anticipar situaciones ansiógenas, difíciles y confusas para estas personas, a fin de poder evitarlas.  En el presente artículo hablaremos de las llamadas historias sociales, una herramienta sencilla y altamente eficaz con la que podemos atajar estos momentos de angustia y eliminar conductas disruptivas en estos niños, ampliamente utilizada en contextos escolares por maestros especialistas en pedagogía terapéutica, aulas específicas y centros específicos de educación especial.

Pero, ¿qué es exactamente una historia social? Una historia social es una historia individualizada corta (20-150 palabras) que se utiliza al tratar con los Niños / adultos con TEA para aclarar situaciones difíciles o confusas. (Gray, 1997). En concreto, «una historia social se escribe para proporcionar información sobre lo que la gente en una situación dada, piensan o sienten. Representan una serie de experiencias donde se reflejan las señales sociales y su importancia, y el «guión», de lo que deben o pueden  hacer y decir; en otras palabras, el Qué, Cuándo, Quién y por qué de las situaciones sociales «(Attwood, 2000).

La historia social puede redactarse a mano con figuras de palo y poco texto o imágenes con texto alrededor. Puede presentarse en forma de comic o de historia escrita, con fotografías, o simplemente a través de pictogramas, en función del nivel de maduración y habilidades de cada persona con TEA. Podemos utilizarlas para enseñar diversas habilidades sociales, y explicar secuencias tanto a nivel grupal como individual

Además, ya que los TEA son aprendices visuales, estas historias no solo son eficaces para calmar y aumentar el bienestar y la calidad de vida de estos niños, sino que también sirven para aprender valiosas habilidades adaptativas y de autonomía. Concretamente, sus beneficios son:

  • Ayudan en el déficit de Función Ejecutiva
  • Mejoran la comprensión de situaciones cotidianas
  • Nos sirven para que sepan explicar de forma comprensible sus vivencias
  • Mejoran la inflexibilidad
  • Mejoran el aprendizaje
  • Reducen las situaciones de ansiedad y estrés

Según Gray (1994), la eficacia de estas historias sociales se basa en 4 pilares:

  • Son visuales.
  • Extraen las señales sociales pertinentes y dan las instrucciones precisas a los niños.
  • Describen el comportamiento esperado.
  • Omiten las perturbaciones sociales para maximizar el aprendizaje.

 

A su presentación debe preceder un análisis de la situación que puede pertubar emocionalmente al niño, y planear como integrar la historia social en la vida cotidiana. Hay que tener en cuenta que es una técnica que debe formar parte de un plan de actuación y un conjunto de medidas. Esto es, por sí sola es escasamente eficaz.

El momento de la presentación debe ser de concentración y calma, esto quiere decir que no vale de nada presentarla cuando ya ha comenzado la crisis de comportamiento. Algunas de estas historias sociales se necesitan varias veces durante el día, otras sólo se utilizan sólo una vez, para explicar un cambio en la rutina del niño, o para explicar algo concreto, o para apoyar un aprendizaje.

 

Es importante comprobar la comprensión de la historia social. Designe un lugar para guardar o colocar la historia social, que sea accesible al niño para que pueda revisarla en todo momento. Esto le dará seguridad, y en su evolución cada vez necesitará revisarla menos. Incluso, en situaciones de salidas escolares por ejemplo, podría llevarla el propio niño, si se considera adecuado.

Virginia Román, logopeda en Red Cenit Valencia, nos detalla que las frases deben estar escritas en primera persona para que él se vea reflejado en la historia. Para ello, debemos de tener en cuenta el uso de diferentes tipos de frases que van a ir dando sentido a la historia:

  • Frases descriptivas; en las que le damos la información sobre el tema o situación que vamos a tratar.
  • Frases directivas; en las que dirigimos sus actos.
  • Frases perspectivas; en las que explicamos lo que puede pasar o cómo se puede sentir él con los demás.
  • Frases de control; en las que hacemos una síntesis que le ayuda a recordar lo que tiene que hacer. Éstas deberían ir al final de la historia.

 

Es importante que las frases y significados sean claros, literales y positivos ya que un enunciado en negativo puede crearle dudas o impedir que entiendan el sentido de la frase.

Lo importante llegado este punto es la observación atenta del comportamiento del niño antes, durante y después de la intervención para determinar si nuestra elaboración de la historia social fue exitosa. No debemos olvidar que cada niño con TEA es diferente, y algunos preferirán las fotografías, otros los pictogramas, otros las historias escritas, e incluso otros preferirán objetos físicos. Es un proceso de ensayo y error, pero el final merece la pena, pues una vez encontrada la fórmula, se convertirá en una excelente herramienta de aprendizaje, una pieza clave que ayudará a nuestros alumnos a entender los comportamientos de los demás.

 

Para saber más:

https://elsonidodelahierbaelcrecer.blogspot.com

https://www.redcenit.com/historias-sociales-en-el-tea/

 

EVITANDO CRISIS DE ANSIEDAD EN ALUMNOS CON TEA. UN ENFOQUE COGNITIVO-CONDUCTUAL.

Ansiedad y autismo son dos palabras, que, indudablemente, van de la mano. Es tan evidente la asociación, que existe una preocupación creciente por evaluar y tratar la coocurrencia de una condición psiquiátrica como es la ansiedad en personas en las personas con trastornos del espectro autista (TEA). Producto de estas indagaciones, en los últimos años, los clínicos han tomado conciencia del número significativo de personas con diagnóstico de TEA que tiene que batallar diariamente con una variedad de síntomas ansiosos, de mayor o menor intensidad.

Sin embargo, aunque sea un “hallazgo” reciente, ya Kanner sugirió en los años cuarenta que algunos de los síntomas nucleares del autismo, muy especialmente el deseo de invarianza ambiental y los repertorios de comportamiento, actividades e intereses restringidos o estereotipados, pudieran estar relacionados con un trastorno obsesivo – ansioso de base. Autores posteriores, como Despert (1945) o Schopler y Mesibov también lo atribuyeron a este trastorno, mediatizado por la incertidumbre. Fue Rescorla, en su análisis factorial, quien demostró la relacione entre grado de ansiedad y lo gravedad del cuadro de autismo. Actualmente sabemos que un 39,6% de los individuos con autismo tienen al menos un trastorno de ansiedad. Entre ellos, los tres tipos más comunes de estos trastornos son la Fobia específica (29,8%), Trastorno obsesivo-compulsivo (17,4%) y el Trastorno de ansiedad social (16,6%).

Para mejorar la calidad de vida de estas personas es fundamental disminuir o eliminar esta ansiedad de base. Y es necesario partir del conocimiento y comprensión de las causas que desencadenan su aparición. Como veremos, los niños con autismo expresan su ansiedad o nerviosismo de forma cualitativamente parecida, que los niños normotípicos, a menudo también por los mismos motivos:

– La dificultad para entender situaciones, sobre todo de índole social
– Las reglas que no son claras para ellos
– Los problemas de procesamiento sensorial, pues a menudo son hipo o hiper sensibles a algunos estímulos. Así, los espacios llenos de gente, o los espacios demasiado grandes, demasiado pequeños, con olor demasiado fuerte, con demasiada luz, demasiado ruidoso… pueden desencadenar una crisis.
– la necesidad de tiempos más largos para procesar la información (que a menudo no se les proporciona en sus interacciones diarias)
– los momentos sin horario o propósito explicito, como esperar el autobús, los espacios de tiempo entre clases, el recreo…
– la dificultad para hacerse entender.
– Separarse de la figura de apego
– Los niños pequeños, a menudo impredecibles.
– Los sitios, planes o situaciones nuevas.

Como respuesta a estas situaciones, los niños con autismo pueden desencadenar en reacciones iguales o parecidas a las de los niños normotípicos, como esconderse, callar, temblar, llorar, patalear, gritar e incluso agredir. Pero también pueden exhibir conductas más específicas, como las acciones repetitivas, muchas de las cuáles no tienen una función evidente a primera vista, como puede ser romper papeles, rasgar algún tejido, autobalancearse, cayendo así en las denominadas conductas estereotípicas.

Estas conductas a menudo son socialmente inaceptadas e incomprendidas, lo cual lleva a la dañina espiral de ansiedad-incomprensión-ansiedad a la que han estado sometidas estas personas durante muchos años. Justamente aquí es donde reside la importancia de comprender la raíz de estas reacciones y comportamientos, para así, convertirlos en previsibles y podernos anticipar para evitarlos.
El tratamiento clásico estuvo siempre ligado a los fármacos, fruto del desconocimiento de alternativas más fiables y eficaces. Sin embargo, actualmente la herramienta más usada para atajar los problemas de ansiedad es la terapia cognitivo-conductual. Esta terapia o metodología va mas allá del vinculo estimulo-respuesta, profundizando en los significados personales, esquemas cognitivos y reglas que subyacen a las conductas.

Esto es algo que se comprende mejor con un ejemplo. Imaginemos un niño que tiene un ataque de ansiedad cuando llega el autobús. Puede parecer que ese medio de transporte le atemoriza, y si bien es posible que la raíz de su conducta ansiosa puede ser la estrechez del transporte, o el olor que predomina, o la cantidad de personas que en él se encuentra, también es posible que su temor esté más ligado a la separación de su figura de apego, y bajo ese temor puede a ver otro: que la separación sea definitiva y que nunca va a volver a verla.
Así, el primer paso es identificar qué es lo que le produce ansiedad, profundizar en la raíz del problema, bajando desde lo más sensitivo y perceptivo (olores, espacios…) y descartando hipótesis, hasta encontrar el desencadenante inicial, técnica conocida como “flecha descendente”. Para identificarlo, podemos observar qué cosas ocurrían justo antes de que se produjera el ataque de ansiedad. Una vez identificada la raíz del problema, podemos guiar al alumno para que vaya desmontando esa ansiedad a través de historias sociales, las cuales, además de constantes (algo que ya por sí mismo le da seguridad), le ayudará a entender la situación y comprender que el bus no le va a separar de su figura de apego para siempre, sino solo durante un rato.

Para saber más:
– Paula-Pérez I. Coocurrencia entre ansiedad y autismo. Las hipótesis del error social y de la carga alostática. Rev Neurol 2013; 56 (Supl 1): S45-59.
www.autismspeaks.org/blog/2012/11/16/managing-anxiety-children-autismultimateautismguide.com/2011/07/autism-news-anxiety-disorders-in-autistic-children/

FORTALECIENDO EL DESARROLLO CON DIR-FLOORTIME

FORTALECIENDO EL DESARROLLO CON DIR-FLOORTIME

Desde que Piaget formulara en ámbitos el desarrollo infantil, describiéndolo como una serie de etapas de distinto tipo (cognitivo, psicomotor, lingüístico, socio-emocional) ha prevalecido la idea de que el desarrollo se produce por áreas, y la rehabilitación de los niños con necesidades educativas especiales se ha basado fundamentalmente en el desarrollo de lenguaje y habilidades cognitivas, agregando terapias para el sistema psicomotor si el niño evidencia dificultades en esta área.
En este paradigma coexisten dos errores fundamentales. En primer lugar, el desarrollo del niño puede separarse en ámbitos si nos movemos con fines puramente descriptivos, pero de ninguna manera esta separación obedece a al desarrollo real, el cual se haya íntimamente intrincado, dependiendo uno del otro. En segundo lugar, suponer, al estilo de las teorías clásicas, que un ámbito es mas relevante que otro, es un tremendo error, pues un niño sin una base emocional adecuada no se desarrollará bien cognitiva ni lingüísticamente, pues influye en la intención comunicativa, en los comportamientos sociales más complejos, y en la adquisición de habilidades cognitivas que permitan el acceso a ideas simbólicas y pensamiento lógico.

El ser humano es global, indivisible en fragmentos, y cada niño tiene un perfil único de fortalezas y debilidades individuales, relaciones familiares y habilidades funcionales del desarrollo, aunque compartan un mismo diagnostico sindromático. Bajo esta premisa se han desarrollado terapias naturalistas, que respetan esta indivisibilidad del niño como ser humano, como la que Stanley Greenspan llamó el “modelo DIR” con el fin de promover un óptimo desarrollo infantil. Se trata de un abordaje relacional e interdisciplinar para las dificultades de relación y comunicación que aparecen en múltiples trastornos.

Las siglas del modelo DIR representan 3 componentes claves a considerar para poder entender y promover desarrollo infantil:
– D (Desarrollo): Consiste en entender la etapa de Desarrollo socio-emocional o “funcional” en que se encuentra el niño/a
– I (Individualidad): Consiste en entender las diferencias Individuales que cada niño aporta al momento de interactuar
– R (Relaciones): Consiste en entender los patrones Relacionales que afectan la interacción del niño/a con sus padres o cuidadores significativos, aspecto que juega un rol clave para tener oportunidades de organizar los instrumentos del desarrollo al servicio de conductas comunicativas cada vez más complejas

La principal estrategia de intervención en la cual se basa el modelo DIR es originalmente conocida en ingles como Floor Time, o Juego Circular en español, en función de sus principios básicos de usar el juego y establecer círculos de comunicación. De acuerdo con Greenspan y Wieder, el juego circular es “una forma sistemática de jugar con un niño para ayudarlo a subir por las etapas de desarrollo”.

Se trata de una estrategia que consiste en el apoyo a los padres / cuidadores, o también tutores, en el contexto escolar, a establecer sesiones de interacciones lúdicas diarias en el suelo, con los niños/as, fortaleciendo así la regulación y el vinculo, la capacidad para expresar emociones o deseos a través de conductas comunicativas cada vez más complejas.
Pero, ¿cómo se pone en práctica?:

En primer lugar, es necesario planificar el lugar de juego. Debemos Identificar un lugar donde jugar que sea seguro, tranquilo, sin grandes distracciones, placentero, previniendo dificultades y anticipándonos a ellas.

En cuanto al tiempo, debe ser un momento en que tanto los padres como el niño tengan buena disposición.
Se comienza por preguntar al niño “a que quiere jugar” y observar su respuesta, su interés. La respuesta a esta pregunta es el inicio de un círculo de comunicación que el niño ha comenzado, y que le permite mantener el control. A partir de esta respuesta, el adulto desarrolla una expansión, la cual permite a la vez introducir gradualmente nuevos desafíos para esta etapa y/o avanzar hacia la siguiente etapa (diálogos, negociaciones etc); de esta manera el método Floortime ayuda a que las ideas del niño se hagan más amplias y más ricas al darle oportunidades para tener éxito en sus intenciones, a la vez que gradualmente de incorporan mayores demandas.

El tono del circulo comunicativo debe ser el humor. Usar el humor, el absurdo, gozar la interacción, ya que el niño aprenderá más en estados afectivos intensos, bajo “tonalidad afectiva alta”. Debemos asegurar momentos positivos, agradables y divertidos, puesto que, si la experiencia es placentera, la querrá repetir, pero si la experiencia es agotadora o atemorizante, la querrá evitar. Por eso, en esta metodología, se hace mucho hincapié en mantener un tono positivo durante toda la sesión, mientras que debemos parar en el momento que uno de los dos se canse, se aburra o cambie su disposición.

Para saber más:

Breinbauer, C (2006). Fortaleciendo el desarrollo de niños con necesidades especiales: Introducción al Modelo DIR y la terapia Floortime o Juego Circular. Revista de la Asociación Peruana de Psicoterapia Psicoanalítica de Niños y Adolescentes. No 11, 2006
Casals, Abelenda (2012). El modelo DIR®/Floortime™: un abordaje relacional e interdisciplinar para las dificultades de relación y comunicación. Norte de salud mental, vol

ASPECTOS FUNDAMENTALES EN LA ATENCION TEMPRANA EN EL AUTISMO (II)

Continuamos en este articulo desarrollando la importancia de la Atención Temprana (AT) en el TEA, centrándonos en esta ocasión en los errores de concepción mas frecuentes en torno a este tipo de intervención.

El GAT (2005) sostiene que una de las finalidades principales de la AT es brindar un conjunto de acciones optimizadoras y compensadoras que faciliten la adecuada maduración del niño y permitan que alcance el máximo nivel de desarrollo personal e integración social. Esta influencia esta hoy día demostrada gracias a los avances en neurociencias y las investigaciones en plasticidad neuronal.

Sin embargo, la complejidad de la AT en este trastorno de TEA va de la mano de su complejidad e interdisciplinariedad. Un gran error es monopolizar la intervención en un ámbito concreto, secuenciando las intervenciones en espera de lograr algún cambio. Muy al contrario, deben implementarse con frecuencia, el mayor tiempo posible y en el mayor número de contextos. Es cierto que existen programas más focalizados en dimensiones específicas del desarrollo, o tratamientos comprensivos que abarcan más de un área (ECRI Institute, 2009a; Rogers y Vismara, 2008). Típicamente intentan cubrir tanto el desarrollo de las competencias básicas del desarrollo. Sin embargo, son intervenciones pensadas para un desarrollo relativamente dilatado en el tiempo, a lo largo de uno o dos años. En niños de cortad edad es preferible un tratamiento mas global y personalizado.

Como decíamos en el articulo anterior, el tratamiento debe ser clínico y psicoeducativo, personalizado, intensivo, desarrollado en todos los ámbitos del paciente (familiar, escolar…) y participando de forma coordinada todos los agentes implicados (padres y otros familiares, educadores del sistema escolar, psicólogos, neuropediatras, etc.).

Otro gran error consiste en imaginar que un método puede ser eficaz para dos niños de la misma manera. Nada mas lejos de la realidad. Lo que en un niño funciona, en otro es contraproducente incluso, y lo que en un momento funcionó, puede no funcionar al día siguiente. La AT debe ser ecléctica y personalizada, utilizando componentes y técnicas “a medida” y adaptadas a cada individuo, y ajustados sobre la marcha.

Otro error frecuente consiste en retrasar la AT porque el niño no presente atisbos de conductas sociales o comunicativas. Ante esta situación, es claro que conviene abordar la intervención lo antes posible. Su objeto será, en ese caso, la intervención sobre los procesos precursores del adecuado desarrollo del lenguaje, de la cognición y de las relaciones socioemocionales.

Existe otro malentendido de gran relevancia, pues el hecho de los tratamientos deban ser flexibles y personalizados puede dar lugar a pensar que cada uno puede actuar como crea conveniente. La coherencia interprofesional es un aspecto central en la eficacia de cualquier intervención, y esto es algo que debe ir por delante.

En los últimos años se han desarrollado modelos que entienden la AT de esta forma global a la que nos referimos. Los Modelos Comprehensivos emplean una combinación de estrategias o técnicas para abordar la mayoría o todos los síntomas del TEA, promoviendo el desarrollo en su conjunto de forma intensiva. Frente al tradicional ABA (de orientación cognitivo-conductual), La Enseñanza Naturalista [Naturalista Teaching] surge en respuesta a las dificultades de los métodos tradicionales de intervenciones basadas en ensayos discretos para la generalización de aprendizajes, desarrollando e introduciendo aproximaciones naturalistas de enseñanza que persiguen efectos más duraderos en el tiempo y a largo plazo y que buscan la generalización de resultados. Es, sin embargo, importante destacar que aun no cuenta con evidencia empírica.

Por otra parte tenemos El Modelo DIR®/Floortime™ (Developmental, Individual Difference, Relationship-based Model), el cual sí presenta un estudio aleatorizado que apoya su eficacia, y que permite a padres, terapeutas y educadores realizar una evaluación completa, y un programa de intervención para ayudar a menores con TEA. Este modelo destaca el desarrollo emocional y los intereses emocionales del niño o niña, para buscar la atención compartida, el foco de atención conjunto. La intervención se llama Floortime (Tiempo de suelo) porque el padre o madre se sienta en el suelo con el niño/a para interactuar con él/ella a su nivel, en las actividades que al menor le gustan. A partir de esta interacción inicial, al progenitor se le instruye en la metodología de llevar al niño/a a interacciones progresivamente más complejas, un proceso conocido como “abrir y cerrar círculos de comunicación”.

En cualquier caso, una intervención en AT nunca debe olvidar que, tal como nos advierte Autismo Andalucía, un niño con autismo es, ante todo, un niño, que necesita una intervención centrada no solo en su diagnóstico, sino, probablemente con tanta o más intensidad, lo que forma parte de las áreas de desarrollo de cualquier menor.

Para saber más:

Sanchez-Raya y cols (2014). La atención temprana en los trastornos del espectro autista (TEA). Psicología Educativa 21 (2015) 55-63 – Vol. 21 Núm.1 DOI: 10.1016/j.pse.2014.04.001

ocupatea.es/modelodir

www.icdl.com/espanol

www.autismoandalucia.org

Centro Tierra

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